GINEBRA.- La vicesecretaria general de la ONU, Louise Fréchette, presidió hoy en el Palacio de las Naciones de Ginebra la ceremonia de adiós al diplomático brasileño Sergio Vieira de Mello y a las otras 23 víctimas mortales del atentado en Bagdad el pasado 19 de agosto, en un discurso entrecortado por el llanto, afirmando que "ninguna causa justifica el sacrificio de gente inocente".
Entre los demás oradores, hizo uso de la palabra la ministra suiza de Relaciones Exteriores, Micheline Calmy-Rey, quien condenó "este acto de violencia brutal e imperdonable", reivindicando la labor de Sergio Vieira de Mello, "hijo adoptivo de Ginebra", y, según ella, un luchador por un principio que defiende Suiza, "el de un humanismo en función de la desgracia".
Como amigo de las víctimas habló el ex ministro francés Bernard Kouchner, saludando a "esos viajeros de la esperanza", que son los funcionarios de la ONU en misión humanitaria, como las cumplidas por él y Sergio Vieira de Mello en Kosovo, preguntándose "si hay una justicia en esta tierra", calificando la tragedia como "un asesinato a la esperanza y a la democratización", un "golpe a la libertad".
El acto, realizado en la sala de Asambleas de la ONU en Ginebra, dos banderas de Naciones Unidas con crespones negros eran custodiadas por cuatro guardias en uniforme azul y guantes blancos.
Tras los discursos se escuchó música clásica, asistiendo los deudos, el cuerpo diplomático, y el personal de Naciones Unidas.
No prevista en el programa fue la intervención de Adnan Bagagui, virtual ministro de Relaciones Exteriores del consejo de gobierno formado en Irak, quien llegó sorpresivamente a Ginebra proveniente de Bagdad, y de manera improvisada pidió que la ONU no abandone su país, declarando luego de su discurso que "la ONU tiene que tener un rol central en Irak para que el proceso político avance mejor".
Bernard Pichon, el suboficial francés responsable de la custodia personal de Sergio Vieira de Mello, quien no perdió su vida por milagro a pesar de ocupar una oficina contigua a la del representante del Secretario General de la ONU en Irak, leyó los nombres de cada uno de los muertos, a los que calificó de "guerreros de la paz".
"En el momento de la explosión, Sergio estaba en su despacho con cuatro personas invitadas que no eran de la ONU, cuyos nombres no recuerdo, y lo acompañaban sus colaban sobrevivido, que los asesinos contaron con alguna colaboración desde dentro del edificio del Hotel Canal donde se encontraban, pues "la bomba fue dirigida a la oficina de Sergio, quien no debía estar allí a esa hora ya que estaba prevista una reunión con las autoridades de la coalición, una cita que se anuló a último momento".
Bernard Pichon señaló por otra parte que el camión cargado de explosivos que ocasionó el estallido no chocó contra el muro que rodeaba el Hotel Canal, "sino que se hallaba estacionado allí", sin poder explicar cómo no fue detectado por las fuerzas de seguridad que patrullaban la ciudad.