PARÍS.— Los funcionarios de la salud pública francesa reconocieron el viernes que 11.435 personas murieron a causa de la ola de calor que barrió el país a principios de agosto.
Es el número más elevado mencionado por las autoridades, que excede los cálculos iniciales y que contrasta con las 4.200 muertes en accidentes automovilísticos en el 2002.
Del primero al 15 de agosto, cuando gran parte del territorio europeo soportaba altísimas temperaturas, en Francia casi se registraron 800 decesos más de los que habría diariamente en condiciones normales en esa época del año, según cifras divulgadas por el Ministerio de Salud.
El director del Instituto de Supervisión de Salud, Gilles Brucker, que preparó el informe sobre la cifra más reciente, declaró a la televisora France-2 que "el número de fallecimientos relacionados con el calor entre el primero y el 15 de agosto, que fue divulgada hoy, es totalmente preciso".
El anuncio desató nuevas acusaciones contra el gobierno de centro-derecha por su lenta reacción ante la crisis. Muchas de las víctimas fueron ancianos, que morían solos en sus hogares o en hospitales y asilos abarrotados.
"Es inaceptable que en nuestro tiempo muera tanta gente anciana en semejantes condiciones durante una onda de calor", dijo el legislador comunista Alain Bocquet.
Un vicealcalde de París, Yves Contassot, pidió la renuncia del ministro de Salud Jean-Francois Mattei, con lo que revivió las demandas que no se habían repetido la semana pasada.
"Es cuestión de respeto por los familiares de las víctimas. No podemos exonerar al gobierno por su falta de actividad", dijo a The Associated Press.
Brucker dijo que la cifra de muertes por la ola de calor fue calculada al comparar el número de certificados de defunción entre el 1 y el 15 de agosto con las del mismo periodo del año pasado.
El funcionario de salud dijo a la radiodifusora France-Info que las cifras son "una genuina catástrofe en el sentido de que 11.000 muertes son algo extremadamente grave".
En un comunicado, el Ministerio de Salud no relacionó directamente la cifra de muertos con el calor y señaló que las cifras eran "provisionales". Pero una vocera del ministerio, Annick Gardies, concedió que se trataba de "muchas" muertes por las temperaturas extremas.
"Por supuesto es una catástrofe", dijo durante una entrevista telefónica y agregó que las muertes podían deberse a varios factores incluyendo el hecho de que algunos pacientes pudieron haber sufrido enfermedades graves, y que habrían empeorado y muerto por la temperatura.