BRASILIA.- La poderosa Iglesia Católica de Brasil urgió al Presidente Luiz Inácio Lula da Silva a dar prioridad a su promesa electoral de atacar las desigualdades sociales en el país, en lugar de centrarse en su estabilidad económica.
Lula fue elegido tras afirmar que erradicaría el hambre y crearía 10 millones de empleos, pero ha pasado sus casi ocho meses de gobierno controlando la inflación y las cuentas públicas, mientras el desempleo subió al nivel más alto de los últimos veinte meses y la economía entró en recesión.
"Todavía estamos esperando que los problemas fundamentales sean resueltos, los problemas sociales deben ser prioritarios", dijo Geraldo Majella Agnello, presidente de la Confederación Episcopal Brasileña, después de la reunión mensual del cuerpo.
La Iglesia Católica de Brasil, la mayor del mundo, ha coincidido con el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, un ex líder sindical, en su objetivo de erradicar las desigualdades sociales.
El comentario de los obispos llegó un día después de que Lula revelase su presupuesto para el 2004, que sube los gastos en el área social, en términos brutos.
Los obispos reconocieron el incremento, así como los programas gubernamentales para incentivar el ingreso al mercado laboral de los jóvenes que buscan trabajar por primera vez, los microcréditos y la ayuda a los pequeños agricultores.
Los obispos dijeron que no habían perdido la esperanza de que el primer presidente brasileño de origen obrero siga determinado a luchar contra las desigualdades en los ámbitos de la educación, la salud y la propiedad de la tierra.
Como la mayoría de los movimientos sociales de Brasil, los obispos quieren convencer a Lula de que debería cambiar su foco en los temores a los inversores financieros y centrarse en los 40 millones de brasileños que viven en la pobreza.
"El gobierno debe indicar más claramente hacia donde está yendo", dijo Majella Agnello.
Lula ha prometidos centrarse en los programas sociales una vez que la economía nacional esté suficientemente sana, para avanzar hacia un crecimiento económico sostenible en lugar de los desequilibrios de la década de los noventa.
