BAGDAD.- Centenares de miles de chiíes participaron hoy en Bagdad en los funerales del ayatolá Baqer Al-Hakim, muerto el viernes junto a más de 80 personas en un atentado con coche bomba en Nayaf y cuyo cadáver fue trasladado a la capital iraquí.
Golpeándose el pecho a la manera chií, los participantes llevaron el ataúd envuelto en una tela negra por las calles del barrio de Qadimiya antes de congregarse cerca del santuario del imán Musa al Qadhim, nieto del imán Ali, el primo y yerno del profeta Mahoma.
Los manifestantes enarbolaron retratos de Al-Hakim y exhibieron pancartas en las que se exigía venganza por la muerte del que era máximo dirigente de la comunidad chií y líder de la Asamblea Suprema de la Revolución Islámica en Irak (ASRII).
Decenas de ambulancias y vehículos militares norteamericanos y automóviles de la policía iraquí fueron enviados a Qadimiya, mientras helicópteros estadounidenses sobrevolaban el barrio.
Varios testigos presenciales informaron de la muerte de un policía en un enfrentamiento con manifestantes chiíes durante el duelo, lo que no ha sido confirmado oficialmente.
En un discurso durante el funeral, Abdelaziz Al-Hakim, hermano del líder asesinado y miembro del Consejo de Gobierno iraquí, responsabilizó a la coalición ocupante de la inestabilidad en el país, cinco meses después de la caída del régimen de Sadam Husein.
Abdelaziz recordó que su hermano "abogaba por la unidad entre los árabes, los kurdos y los turcomanos.. Así como entre los suníes y los chiíes" de Irak.
"Las tropas que ocuparon Irak por la fuerza son las responsables del mantenimiento de la paz, y la política errónea que han seguido es la responsable de la inestabilidad y de las acciones que se están cometiendo en el país", añadió.
Una postura similar expresó otro líder chií, Mohammed Bahr Al-Uloom, también miembro del Consejo de Gobierno, que ha anunciado la suspensión de su presencia en esta institución tras acusar a la coalición anglo-estadounidense de la inseguridad en el país.
Cientos de miles de chiíes de distintas ciudades de Irak han comenzado una marcha a pie hacia la ciudad santa de Kerbala, a unos 100 kilómetros al sur de Bagdad y adonde el cadáver de Hakim será trasladado mañana.
El martes, los allí congregados continuarán la marcha hacia Nayaf, a unos 90 kilómetro más al sur de Kerbala, escenario de la masacre y ciudad en la que tendrá lugar el entierro de Al Hakim.
Ningún grupo se ha declarado responsable de la autoría del atentado, que tuvo lugar frente al santuario del Iman Ali y que fue condenado por las instituciones chiíes y gobiernos de Oriente Medio.
Las tropas de Estados Unidos y la policía iraquí anunciaron la detención de tres hombres supuestamente relacionados con el ataque con coche bomba, que tuvo lugar tras la oración del viernes y en el que, además de los más de 80 muertos, al menos 200 personas resultaron heridas.
Sin embargo, fuentes del Consejo de Gobierno provisional de Irak aseguraron que los detenidos son cuatro, dos iraquíes y dos saudíes, que podrían tener relación con la red terrorista Al Qaeda de Osama Bien Laden.
El gobernador de Nayaf, Haydar Mahdi Mutar, confirmó la detención de cuatro personas, y dijo que los dos iraquíes arrestados son de la ciudad sureña de Basora y tienen relación con el régimen de Saddam.
Según fuentes policiales, los cuatro hombres fueron detenidos en un café-internet en Nayaf, y tenían en sus bolsas de mano números de teléfono y direcciones de la residencia de varios ex oficiales y agentes de seguridad del depuesto régimen.
Los arrestados confesaron haber planeado, junto a otros tres fugitivos, asesinar a varias figuras políticas y religiosas de Irak, así como llevar a cabo acciones de sabotaje contra las instalaciones de petróleo y de servicios de agua y electricidad, añadieron las citadas fuentes.
Tres comités han sido formados para investigar el atentado; uno integrado por agentes de la policía iraquí, otro por representantes de la coalición anglo-norteamericana y un tercero compuesto por miembros de la familia de Al-Hakim y otras figuras chiíes.