LONDRES.- El Primer Ministro británico, Tony Blair, insistió hoy en que ha hecho "lo correcto" en Irak, donde "grupos terroristas extranjeros" están causando en gran parte los problemas de seguridad, pero admitió que su Gobierno vive "tiempos difíciles".
En una de las ruedas de prensa más agresivas de su mandato, Blair se negó a opinar sobre la demoledora declaración de un ex alto cargo de los servicios secretos ante el juez Brian Hutton, según la cual el polémico dossier del Gobierno sobre Irak fue "forzado".
"Que sea el juez quien juzgue" tras analizar todas las pruebas y no "los titulares" de los diarios, dijo el primer ministro, quien hoy se despertó con todos los periódicos del país destacando las dudas de los servicios de inteligencia sobre las pruebas facilitadas por su Gobierno contra el régimen de Saddam Hussein.
En la rueda de prensa, Blair no dio signos de tener intención de variar sus posiciones sobre Irak ni sobre sus políticas domésticas, pese a que incluso le preguntaron si había llegado su "momento Thatcher", en referencia a que pueda convertirse en un "lastre" más que una ventaja para el Partido Laborista.
"No vamos a cambiar el curso" porque ha sido "el correcto", y si la situación en Irak "va mal será un problema para todo Oriente Medio", indicó.
Presionado por los periodistas a causa de la caída en picado de su popularidad por el "caso Kelly", Tony Blair llegó a decir que "sigo con este trabajo porque creo en lo que estoy haciendo".
El Primer Ministro no desveló si se aumentará el número de soldados británicos en Irak, como le ha pedido su ministro de Asuntos Exteriores, Jack Straw, que opina que debería haber un incremento de 5.000 soldados, según publica hoy "The Daily Telegraph".
Blair dijo que ello dependerá de la revisión que sea dirigida sobre el terreno por los comandantes británicos -ordenada hoy por el ministro de Defensa, Geoff Hoon-, aunque consideró preciso "redoblar los esfuerzos" en Irak.
"Se trata de fuerzas británicas y estadounidenses, y de la gran mayoría de los iraquíes, contra un pequeño número de defensores de Saddam Hussein (el derrocado presidente de Irak) y un creciente grupo de terroristas extranjeros", apuntó Blair.
Según el Primer Ministro, "nuestra respuesta no debe ser vacilar, sino redoblar nuestros esfuerzos, trabajar con la población iraquí para acabar con los extremistas" y "destruir a esos terroristas, sea en Irak, en Indonesia, en la India o donde sea".
Blair se enfrenta a la mayor caída de popularidad de sus seis años de mandato, causada especialmente por el aparente suicidio de David Kelly, fuente de una polémica noticia de la BBC que acusó al Gobierno de "inflar" las pruebas contra Irak en un informe.
En la rueda de prensa, el jefe del Gobierno británico resaltó la amenaza que suponía para el mundo el régimen de Saddam Hussein, aunque sin el énfasis de antaño sobre sus supuestas armas de destrucción masiva, denunciadas en el controvertido dossier del Gobierno.
El Primer Ministro admitió que éste ha sido "un momento difícil para el Gobierno y para el país", pero insistió varias veces en que la decisión de intervenir en Irak "fue correcta" y que no se trató de dar un apoyo incondicional al Gobierno estadounidense.
"Todavía creo, aunque sé que es un argumento difícil porque no es muy aceptado por la gente, que el vínculo entre el terrorismo y los ’Estados díscolos’ con armas de destrucción masiva es la amenaza crucial de seguridad en el siglo XXI", aseveró.
Blair también se refirió a la reciente remodelación de su aparato de comunicaciones, después de la dimisión de su portavoz, Alastair Campbell, apodado en este país como el "maestro de la manipulación informativa".
"Se trata de un proceso de dos vías. Al final, los dos tenemos interés en que el público sea menos cínico y más abierto con los argumentos políticos", resaltó.
El objetivo de Blair con la reestructuración de su maquinaria mediática es recuperar la confianza de los británicos, que ha bajado hasta niveles nunca vistos en sus seis años de mandato.