ROZNAVA, Eslovaquia.- Con aspecto cansado y la voz en algunos momentos débil y entrecortada, Juan Pablo II visitó hoy la ciudad oriental eslovaca de Roznava, cercana a la frontera con Hungría, donde ofició una misa a la que asistieron unas 150.000 personas, entre ellas unos 15.000 húngaros y 10.000 polacos.
El cansancio del Papa tal vez se debió al esfuerzo realizado hoy para llegar a esta ciudad distante de Bratislava 400 kilómetros. Tuvo que viajar en avión durante una hora (hasta Kosice, la segunda ciudad más importante del país) y allí subir a un automóvil en el que recorrió 65 kilómetros hasta llegar a esta zona minera.
Un equipo médico dotado con un aparato desfibrilador, usado para casos de paradas cardiacas, y con varios maletines con material médico viajó en el avión y siguió al Papa durante la visita.
A su llegada al Campo Podrakos, una colina, anfiteatro natural en las afueras de la ciudad, lugar de la misa, presentaba peor aspecto que el que tuvo ayer durante su visita a Banska Bystrica. Le costó leer, se perdió entre las líneas y su voz era muy débil.
Conforme avanzó la ceremonia se fue recuperando, llegando incluso a cantar algunas notas.
Al igual que en días pasados, hoy sólo leyó un par de párrafos de su discurso -los referentes a los saludos-, prosiguiendo con el resto el cardenal eslovaco Jozef Tomko, presidente emérito de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, uno de los dos cardenales con que cuenta Eslovaquia.
La homilía tuvo un marcado carácter local. El Papa abogó por la salvaguardia de la unidad eclesial en el país. Y es que debido a que en esta región viven miles de húngaros (en toda Eslovaquia medio millón, de los 5,4 millones que tiene el país), pretenden una conferencia episcopal propia.
Juan Pablo II, que habló en húngaro y eslovaco, dijo que la unidad eclesial es factor de crecimiento humano y espiritual para toda la sociedad eslovaca.
El Papa también tuvo palabras de afecto para los agricultores, destacando que su trabajo es indispensable para la vida del país.
Estas alabanzas recordaron las que hizo en su reciente viaje de junio a Croacia, cuando en la región de Eslavonia resaltó la vida dura del campo y denunció que muchas veces no se reconoce el esfuerzo que realizan y que están mal pagados en relación con los frutos que producen.
Roznava se encuentra a 120 kilómetros de la frontera polaca y a 21 de la húngara. Es una zona eminentemente minera y el paro, según dijeron a EFE fuentes de la Iglesia local, afecta al 60 por ciento de la población y sus habitantes se sienten los más abandonados del país.
Durante años también estuvieron "abandonados" por la Iglesia, ya que durante 30 años, según recordaron hoy las mismas fuentes locales, estuvieron sin obispo.
Un sacerdote de Roznava dijo a este respecto que los sufrimientos de esta región han sido no sólo sociales, sino también espirituales. El cura denunció asimismo que además del paro otra plaga es el alcoholismo, en el que han caído miles de hombres desesperados por no tener un trabajo.
En esta zona muchos de sus habitantes son calvinistas. La presencia del Papa, según fuentes eclesiales, supone un nuevo empujón al ecumenismo.
Los 150.000 asistentes acogieron al Papa como a un héroe. Algunos, llorando, dijeron a EFE que nunca le agradecerán suficientemente el haber venido teniendo en cuenta su delicado estado de salud. Resaltaron que es una muestra más de su deseo de llevar la cruz de Cristo hasta el final.
Veinte obispos y un centenar de sacerdotes concelebraron la misa. Las ofrendas fueron productos minerales.
En las ofrendas participaron dos niñas siamesas de tres años, que nacieron unidas por la cadera y el abdomen y que fueron separadas hace dos años.
El caso se ha convertido en una campaña en favor de la vida, sobre todo después de que el presidente de la República, Rudolf Schuster, se negara recientemente a firmar una enmienda a la ley del aborto aprobada por el Parlamento.
El parlamento aprobó el pasado día 3 de julio una enmienda a la actual ley abortista, que data del tiempo comunista (1948-1989), para ampliar la despenalización del aborto desde la duodécima a la vigésimo cuarta semana en el caso de malformaciones congénitas.
El Papa Wojtyla regresará esta tarde a Bratislava, donde mañana, en su último día de estancia, beatificará al obispo Vasil Hopko y a la monja Zedenka Schelingova, mártires de la época comunista.