BERLÍN.- El tráfico del aeropuerto de Düsseldorf quedó restablecido hoy a las 16:10 GMT, tras casi siete horas de interrupción por amenazas de bomba, que obligaron a realizar un exhaustivo rastreo por las instalaciones y provocaron un caos de viajeros, por ser este domingo el fin de vacaciones para la región.
La policía de fronteras alemana levantó el cordón de seguridad establecido desde las 09.35 GMT de la mañana, en que se activó la alarma por haberse recibido hasta siete amenazas de bomba evaluadas por los responsables de seguridad como "dignas de tomarse muy en serio".
Según fuentes del aeropuerto, en las horas precedentes habían llamado a la central varios comunicantes anónimos, uno de los cuales advirtió de que en el aeropuerto iba a estallar una bomba la tarde de este domingo.
Durante esas horas, y mientras se procedía al rastreo de todas las terminales y dependencias del aeropuerto, el tercero en importancia del país, el tráfico fue desviado hacia Colonia/Bonn, que tuvo que acoger hasta 30 vuelos no previstos.
Los accesos del aeropuerto quedaron rápidamente colapsados y se formaron largas colas de automóviles que pretendían recoger a viajeros o emprender viaje.
A las 13:55 GMT se autorizaron de nuevo aterrizajes de aparatos en las pistas de Dússeldorf, aunque los pasajeros no podían en principio abandonar los aparatos, por razones de seguridad, hasta concluirse las pesquisas.
Finalmente, se levantaron dos horas y media después el resto de cordones policiales y restablecieron las salidas.
La interrupción de la actividad en Dússeldorf provocó serios transtornos, en buena medida porque este domingo terminan las vacaciones escolares en el estado de Renania del Norte-Westfalia y se esperaba la llegada a Düsseldorf de casi 65.000 pasajeros.
Los viajeros se tomaron con calma las incomodidades, paliadas en parte por servicios improvisados de información sobre el terreno así como de reparto de refrescos, cafés y bocadillos a quienes aguardaban en los aparcamientos y accesos al recinto.
El aeropuerto de Dússeldorf recibe al año unos 15 millones de pasajeros y es el tercero en importancia del país.
Algunas de sus terminales fueron inauguradas el pasado mayo, ya que quedaron destruidas o sufrieron serios daños en el incendio ocurrido en abril de 1996, en que 17 personas murieron y casi 90 resultaron heridas.