CIUDAD DEL VATICANO.- Juan Pablo II, tras la fatigosa visita a Eslovaquia que mostró su debilitado estado de salud, volvió hoy al trabajo y recibió en la residencia de verano de Castel Gandolfo, a 33 kilómetros al sur de Roma, a una decena de obispos de Uganda que le informaron de la situación del país.
El Pontífice sólo se ha concedido un día de descanso y mañana, miércoles, se trasladará al Vaticano para la tradicional audiencia de los miércoles.
El Papa regresó en la noche del domingo a Roma desde Bratislava visiblemente cansado, después de cuatro días de visita en los que tuvo graves dificultades para desplazarse y hablar.
Se le vio tembloroso, muy frágil, dando la sensación que no podía respirar y pronunciando pocas frases y con gran esfuerzo.
Sin embargo, sacando fuerzas de flaqueza y entre altibajos en su estado de salud cumplió todo el programa, que le obligó a utilizar seis veces el avión y otras tantas el automóvil para visitar las tres ciudades del viaje (Bratislava, Banska-Bystrica y Roznava).
El Obispo de Roma, dispuesto a seguir viajando mientras Dios le dé fuerzas, tiene previsto viajar el próximo 7 de octubre a Pompeya, en el sur de Italia, para postrarse ante la Virgen del Rosario con motivo de la conclusión del Año Internacional del Rosario convocado por él desde octubre de 2002 hasta octubre de 2003.
Hasta el 26 de septiembre proseguirá en Castel Gandolfo, donde el próximo jueves recibirá en audiencia al primer ministro de Noruega, Kjell Magne Bondevik.
Con los prelados de Uganda analizó hoy los conflictos étnicos que sufre ese país, donde recientemente fueron asesinados dos misioneros católicos.
A la visita "ad limina" (la que están obligados a realizar al Papa todos los obispos del mundo cada cinco años) acudió el cardenal de Kampala, Emmanuel Wamala, junto a nueve obispos del país africano.