WASHINGTON.- Un total de tres víctimas fatales ha cobrado el huracán Isabel (22:20 hora chilena) al llegar a las costas norteamericanas este jueves. Sin embargo, tras su paso el ciclón ha perdido la intensidad.
Uno de los sujetos muertos era un conductor cuyo vehículo patinó, lo que provocó un accidente, indicó un portavoz del departamento de Manejo de Emergencias de Virginia.
"Hubo una muerte al norte de Richmond (Virginia)", 160 kms. al sur de Washington, dijo la portavoz Dawn Eischen. "Alguien patinó y resultó muerto", agregó.
Otra persona también falleció en un accidente de tránsito en el condado de Anne Arundel.
La tercera víctima es un obrero que resultó fulminado cuando intentaba restrablecer la electricidad en la zona de Carolina del Norte, cortada también por el mal tiempo.
Sin embargo, el ciclón se convirtió en tormenta tropical al bajar de intensidad cuando siguió su camino del sur al norte por la costa oriental de Estados Unidos, según anunció en la noche del jueves el Centro Nacional de Huracanes (NHC) basado en Miami, en Florida.
"Isabel se debilitó hasta convertirse en una tormenta tropical", indicó en un comunicado el Centro que reemplazó su alerta a huracán por un alerta a tormenta tropical.
Precisó que la velocidad de los vientos podrían alcanzar los 110 km/h.
El día en que Isabel llegó a tierra
El huracán Isabel azotó la costa oriental de Estados Unidos este jueves con abundante lluvia y vientos de 165 km/h que arrancaron techos de edificios, dejaron sin electricidad a cientos de miles de personas y paralizaron al gobierno federal en Washington D.C.
Mientras, la capital, Washington, se transformó en una ciudad fantasma, con transportes interrumpidos y medio millón de personas en varios estados sin electricidad.
El ojo del huracán Isabel, cuya fuerza fue estimada en la clasificación 1 (de cinco niveles), tocó tierra en la costa de Carolina del Norte con vientos sostenidos de alrededor de 160 kilómetros por hora y en medio de advertencias de meteorólogos de que podría causar daños e inundaciones graves.
A las 13:30 hora local (17:30 GMT), el radar del Servicio Nacional de Meteorología mostraba el ojo del huracán cerca de Ocracoke, entre la región isleña de Outer Banks y el territorio continental de la costa de Carolina del Norte. Fuertes vientos e intensas lluvias también castigaron la costa de Virginia.
La mayor fuerza del fenómeno alcanzó las ciudades ribereñas y marítimas de Virginia y Carolina del Norte al atardecer del jueves, para luego continuar hacia el interior, a Washington, Maryland, Baltimore y Pensilvania, con un frente cuya amplitud comprende a 13 estados.
Isabel transformó en ciudades fantasmas a localidades turísticas de la costa más expuestas al impacto inicial del fenómeno, como Virginia Beach y los Outer Banks: quienes desafiaron la orden de evacuación de las autoridades, permanecen encerrados en sus hogares, con las ventanas protegidas por placas de madera y vastas provisiones de alimentos.
La policía de Virginia Beach solicitó a quienes se quedaran, que provean la dirección a las autoridades y escriban su nombre en su brazo, "para facilitar el reconocimiento" en caso de muerte.
El estado de emergencia fue declarado en Virginia, Carolina del Norte, Maryland, Delaware, Pensilvania, Virginia occidental y en la capital, donde fueron cerradas todas las oficinas federales.
Escuelas y universidades fueron cerradas, como casi todas las oficinas y comercios, por lo demás ya arrasados por los clientes en los días previos.
El temporal también provocó el caos en los transportes aéreos, con más de un millar de vuelos cancelados en los tres aeropuertos de Washington y en los otros del área, lo que creó un efecto de dominó que causó fuertes retrasos en el resto del país.
También fueron suspendidos los transportes ferroviarios, y la empresa Amtrak, la mayor ferrovía nacional de pasajeros, canceló todos sus servicios de trenes al sur de Washington, y aquellos entre el distrito federal y Chicago, Boston, Nueva York y Pittsburg.
La parálisis alcanzó además a los autobuses de larga distancia en la costa oeste, y en particular en las zonas castigadas por el huracán.
Centenares de refugios de emergencia fueron abiertos en Virginia y Carolina del Norte, donde desde anoche miles de personas habían acampado.
El Presidente George W. Bush, quien debió anticipar a causa de Isabel su traslado a la residencia presidencial de Camp David, siguió paso a paso la evolución del huracán y los preparativos de las agencias federales para enfrentar la emergencia.
La Casa Blanca informó que Bush declaró "zona de desastre" a parte del Estado de Carolina del Norte y que extenderá créditos a tasa baja para reconstrucción de edificios y zonas comerciales.
El gobernador de Virginia, Mark Warner, pidió "por favor, quédense en casa, no salgan", a la vez que convocó a miles de trabajadores para reparar con la mayor rapidez las líneas eléctricas interrumpidas.
Casi medio millón de habitantes de ese estado ya están sin electricidad. "Y necesitaremos varios días para volver a la normalidad", dijo el gobernador.
Hace cuatro años, el huracán Floyd, catalogado como de fuerza 2, provocó la muerte de 56 personas y daños por más de 4.000 millones de dólares.