ESTOCOLMO.- El hombre sospechoso del asesinato de la ministra sueca de Asuntos Exteriores, Anna Lindh, detenido el jueves pasado en Estocolmo, permanecerá en prisión preventiva una semana más, a petición de la fiscal encargada del caso.
Blidberg cursó al tribunal de primera instancia de la capital su petición una hora antes de que expirara a mediodía de hoy, viernes, el plazo para solicitar una prolongación de la detención.
La decisión del tribunal hace pensar que la fiscal aportó, como marca la ley, evidencias que confirmarían la existencia de "bases razonables" para la sospecha, y convenció de que el sospechoso podría escapar o aprovechar su libertad para destruir pruebas.
La Policía no reveló los indicios o pruebas de que dispone la fiscal e incluso suspendió la rueda de prensa que los responsables de la investigación habían convocado para esta tarde.
Los investigadores tampoco quisieron dar a conocer los resultados de los análisis de ADN que se realizaron al sospechoso ni si éstos coinciden con las muestras que se obtuvieron de una gorra que el asesino de la ministra arrojó tras cometer el crimen.
Sin embargo, expertos consultados hoy por distintos medios de comunicación suecos creen que un resultado positivo en las pruebas de ADN no basta para inculpar al sospechoso.
Además de la permanencia en prisión, la fiscal solicitó que se prolonguen las medidas especiales de aislamiento que se decretaron contra el sospechoso, entre las que figura la prohibición de mantener contactos con familia, leer periódicos o ver la televisión.
Por otra parte, el asesinato de la ministra hizo que la Policía intensifique la seguridad de los cargos públicos y miembros de la familia real.
Durante la visita del jueves de la princesa heredera Victoria al suroeste del país, la Policía local recibió las fotografías de cinco personas que, por problemas psíquicos, están obsesionados con ella.
"Uno tiene fantasías enfermizas sobre sí mismo y la princesa", afirmó al diario "Expressen" el agente responsable del dispositivo de seguridad de la visita, Tommy Johannesson, para quien "hay un efecto de contagio tras la muerte de Anna Lindh".