MANHICA, Mozambique. - El hombre más rico del mundo donó el domingo 168 millones de dólares para luchar contra la malaria y urgió al mundo para que intensifique su batalla contra una enfermedad que mata a más de un millón de personas al año, principalmente en África.
"Es hora de tratar la epidemia de malaria en África como la crisis que es", dijo el presidente de Microsoft, Bill Gates, en una visita al país sudafricano de Mozambique.
"La malaria le está robando a África su gente y su potencial, y más allá de la extraordinaria pérdida de vidas humanas, la malaria es una de las mayores barreras para el crecimiento económico de África, ya que agota los presupuesto nacionales y profundiza la pobreza", dijo a periodistas.
La malaria es la mayor asesina de África (junto con el sida), matando a unos 3.000 niños por día y costándole al continente más pobre del mundo alrededor de 12.000 millones de dólares al año en pérdidas de ingresos.
Las donaciones de Gates y su fundación superan los 100 millones de dólares asignados mundialmente para la investigación sobre esta enfermedad y serán usados para financiar investigaciones en nuevas estrategias preventivas para niños, nuevas vacunas y nuevas drogas.
Mozambique --uno de los países más pobres del mundo-- es también una de las naciones golpeadas de peor manera por la malaria, una enfermedad parasitaria transmitida por un tipo de mosquito. La enfermedad destruye glóbulos rojos y deteriora el fluir de la sangre hacia los órganos vitales.
Expertos médicos dicen que la malaria --que representa también el 40 por ciento del gasto público en salud en África-- está aumentando en el continente por primera vez en 20 años, debido a un incremento en la resistencia a los medicamentos.
Sin embargo, el centro de investigaciones mozambiqueño de Manhica, fundado por Gates, puede estar cerca de encontrar un nuevo método para tratar a los niños, conocido como "tratamiento preventivo intermitente".
El método incluye la administración de la droga antimalaria sulfadoxina pirimetanina tres veces durante el primer año de vida. Estudios preliminares mostraron que este tratamiento podría reducir la malaria entre los niños en cerca de un 60 por ciento, y reducir a la mitad la incidencia de anemia severa resultante de la enfermedad.