WASHIGTON.- La nave espacial de EEUU, Galileo, terminó su odisea de 14 años hoy en un salto suicida dentro de la ardiente atmósfera de Júpiter, el planeta más grande del Sistema Solar.
Dirigiéndose hacia abajo a una velocidad de 48.2 kilómetros por segundo, equivalente a viajar desde Los Ángeles a Nueva York en 82 segundos, la nave de 2.5 toneladas se sumergió en la atmósfera de Júpiter a las 2:57 p.m. y se supone que se quemó rápidamente debido a la fricción.
La nave terminará como otra pizca de restos cósmicos en Júpiter y casi no será observable, como pasó con los fragmentos del Cometa Shoemaker-Levy 9, el cual se estrelló en contra del planeta en 1994, dijeron los científicos.
Cientos de personas involucradas con el programa Galileo se reunieron en el Laboratorio de Propulsión de Jets de la NASA, la agencia espacial de EEUU, para observar el gran final. "Ha sido una fabulosa misión para la ciencia planetaria, y es difícil ver que ha terminado", dijo en un informe la Dra. Claudia Alexander, directora del proyecto Galileo en el laboratorio.
Lanzado a bordo del lanzador espacial Atlantis en 1989, Galileo llegó a Júpiter en diciembre de 1995 y había circulado el gigantesco planeta 34 veces en los siguientes ocho años. A un costo total de 1.4 mil millones de dólares USA, la misión fue la primera en medir la atmósfera de Júpiter directamente con una sonda de descenso y la primera en conducir operaciones a largo plazo del sistema joviano desde la órbita.
Durante sus 35 encuentros con las principales lunas de Júpiter, detectó evidencia de capas superficiales líquidas de agua salada en las lunas Europa, Ganímedes y Calisto, y examinó una extensa actividad volcánica en la luna Io. Fue también la primera nave en volar junto a un asteroide y la primera en descubrir una luna de un asteroide. La sentencia de muerte de Galileo fue resultado de uno de sus más grandes descubrimientos, que en la luna Europa de Júpiter hay un océano subterráneo que podría albergar vida.
Los controladores en la NASA a propósito enviaron a Galileo rumbo al choque con Júpiter con el fin de eliminar cualquier posibilidad de un impacto no deseado entre la nave y Europa. Tal impacto, temen los científicos, contaminaría la luna joviana con microbios de la Tierra que pudieron haber sobrevivido como polizones en la aeronave, confundiendo a futuros investigadores de vida nativa en Europa.