CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Juan Pablo II, que parece ya recuperado de la indisposición intestinal que sufrió a comienzos de esta semana, puede anunciar el próximo domingo un consistorio para el nombramiento de nuevos cardenales, que se celebraría el próximo mes de octubre.
Así lo han asegurado fuentes vaticanas, algunas de las cuales precisaron que ya se están realizando los anillos que entregará el Papa a los futuros cardenales.
El anillo es el "signo de dignidad, de celo pastoral y de firme comunión (del cardenal) con la Sede de Pedro".
Según estas fuentes, la convocatoria del consistorio será anunciada el domingo durante el rezo del Angelus y se celebrará el 22 de octubre, aprovechando la presencia en el Vaticano de cardenales de todo el mundo para festejar el 25 aniversario de su elección como Papa.
Juan Pablo II fue elegido Pontífice el 16 de octubre de 1978 y comenzó su magisterio el 22 de octubre, por lo que el consistorio se celebrará en el aniversario de esa fecha tan importante para él y tres días después de que haya elevado a la gloria de los altares, como beata, a la Madre Teresa de Calcuta.
Aunque el Vaticano de momento calla, fuentes cercanas a la Santa Sede han asegurado que en el palacio Apostólico "todo está preparado" para que el Papa haga pública el domingo la lista de los futuros príncipes de la Iglesia.
De anunciarse el consistorio, el Papa habrá anticipado en cuatro meses la fecha habitual de convocatoria de consistorios que hasta ahora se ha hecho en enero cada tres años.
El anterior lo convocó en enero del año 2001 y nombró a 44 cardenales, a los que impuso el birrete o capelo cardenalicio y el anillo un mes más tarde.
El eventual anuncio ha desatado ya todo tipo de rumores. Algunos observadores vaticanos han afirmado que es la señal del rápido deterioro del estado de salud del anciano Juan Pablo II, que quiere "poner al día" al Colegio Cardenalicio -visto que el número de purpurados ha vuelto a descender- ante un eventual empeoramiento de su salud.
El "club más selecto del mundo", como es conocido el Colegio de Cardenales, está compuesto actualmente por 164 purpurados, de los que 109 tienen menos de 80 años.
Según las normas fijadas por Pablo VI y mantenidas por Juan Pablo II -aunque en el anterior consistorio las derogó temporalmente- el número máximo de cardenales electores es de 120 y tienen que tener menos de 80 años en el momento de entrar en cónclave.
Los octogenarios participan con voz, pero sin voto. No obstante, ellos también pueden ser elegidos.
Otros observadores vaticanos han señalado que el adelanto se debe al deseo del Papa de que coincida con la estancia en el Vaticano de cardenales de todo el mundo y así evitar un posterior viaje a los purpurados.
El número de cardenales que anunciará es una incógnita. En ambientes vaticanos se asegura que serán entre 30 y 40. En el consistorio de 2001 nombró a 44, de ellos once iberoamericanos.
Las quinielas sobre quienes serán los nuevos se han disparado en las últimas horas y se da por hecho que serán nombrados el arzobispo de Toledo (España), el de Río de Janeiro (Brasil), Florencia, Génova y Venecia (Italia), Manila y Abuja (Nigeria).
Fuentes vaticanas aseguraron hoy que habrá una sorpresa: el Papa nombrará cardenal a su secretario particular, Stanislao Dziwisz, su "sombra" en estos años de Pontificado.
El prelado, de 64 años, recibiría el título de coadjutor de la diócesis de Cracovia (Polonia), para pasar a ser su titular cuando se jubile, en fechas próximas, el cardenal Franciszek Macharski.
También se barajan como nuevos purpurados el arzobispo argentino Leonardo Sandri, actual "número tres" del Vaticano (Sustituto de la secretaria de Estado) y al francés Jean Louis Tauran, actual "ministro de Exteriores" del vaticano.
Todas las miradas están puestas ya en el Angelus del domingo, aunque algunas fuentes insisten en que el Papa no romperá la tradición trienal y convocará el consistorio a mediados de enero.
Juan Pablo II reanudó hoy las audiencias en el Vaticano, donde recibió a obispos filipinos.
Se asegura que ya se ha restablecido de la "indisposición intestinal" (según el término usado por la Santa Sede) que sufrió el pasado martes y que en realidad se trató de una oclusión intestinal.
A pesar de la recuperación, su salud preocupa en el Vaticano y a ello se debe el que haya regresado un día antes a Roma, ya que cerca del Vaticano se encuentran varios centros sanitarios preparados ante eventualidades.