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Casa Blanca bajo presión por revelaciones sobre guerra en Irak

El caso se remonta a comienzos de año, cuando el ex embajador estadounidense en Gabón Joseph Wilson reveló que cierta información de inteligencia sobre el programa de armas nucleares de Irak fue modificado para justificar la guerra.

29 de Septiembre de 2003 | 18:05 | DPA
WASHINGTON.- Los cuestionamientos a la Casa Blanca por la información de inteligencia usada para justificar la guerra en Irak se acumularon hoy y obligaron a un portavoz del Ejecutivo a negar que el principal asesor del Presidente George W. Bush Karl Rove esté involucrado en una polémica en torno al tema.

En una conferencia de prensa en la Casa Blanca que se extendió por 40 minutos, el vocero Scott McClellan se ocupó de dejar limpio el nombre del asesor y aseguró que éste no tuvo nada que ver con la revelación del nombre de una agente de inteligencia en un supuesto intento por vengar críticas esgrimidas por el esposo de ésta contra la política de Bush hacia Irak.

"El Presidente sabe que Karl Rove no estuvo involucrado", dijo McClellan.

El caso se remonta a comienzos de año, cuando el ex embajador estadounidense en Gabón Joseph Wilson reveló que la CIA le había encomendado el año pasado chequear información según la cual Nigeria proveería a Irak de un tipo de uranio que puede ser utilizado para producir armas atómicas.

El diplomático -experto en cuestiones africanas e iraquíes- escribió en el periódico "The New York Times" que no había encontrado evidencia sobre tal conexión en este sentido entre Nigeria e Irak.

"En base a mi experiencia con la Administración en los meses anteriores a la guerra, no tengo muchas opciones más que concluir que cierta información de inteligencia relativa al programa de armas nucleares de Irak fue modificado para exagerar la amenaza iraquí", escribió Wilson al periódico.

Poco después se filtró a la prensa el nombre de su esposa como agente de la CIA, como un modo de vengar las declaraciones de Wilson, según informó el periódico "The Washington Post" el pasado fin de semana.

La cuestión del uranio de Nigeria fue particularmente conflictiva para la Administración Bush, ya que los inspectores de armas internacionales descubrieron posteriormente que los documentos sobre el tema habían sido modificados.

En julio pasado, la Casa Blanca admitió que la cuestión de Nigeria no tendría que haber sido incluida en el discurso sobre el Estado de la Unión pronunciado por el Presidente en enero pasado.

Los medios señalaron que la revelación de información clasificada se castiga con una pena de hasta diez años de cárcel y remarcaron que la identificación de un agente de inteligencia puede poner en riesgo su vida y la de otros.

En declaraciones hechas al canal de televisión NBC, Wilson reiteró que en su opinión Rove estuvo detrás de las revelaciones sobre la identidad de su esposa. "Después de todo, ésta es una administración que prometió restaurar la dignidad y el honor a la Casa Blanca", señaló.

Paralelamente, "The New York Times" informó hoy que el destacado congresista republicano Porter J. Goss escribió una carta a la CIA cuestionando el modo en que los funcionarios estadounidenses determinaron que Irak poseía armas no convencionales y tenía vínculos con la red terrorista Al Qaeda.

El congresista -quien dirige el comité de Inteligencia- denunció en su carta, que fue enviada el jueves pasado, que la información de Inteligencia al respecto, después de 1998, fue "fragmentaria y esporádica".

Por su parte, la revista "Time" publicó en su última edición información proporcionada por expertos iraquíes que trabajaron en presuntos programas de desarrollo de armas, que revelaría que el régimen de Saddam Hussein no representaba una verdadera amenaza.

Según se desprende del testimonio de los expertos, el régimen iraquí había aniquilado sus armas de destrucción masiva a principios de los años 90 y nunca había vuelto a reanudar el programa para fabricarlas.

Según "Time", el juego del gato y el ratón que Saddam llevó a cabo desde entonces con los inspectores de armas de Naciones Unidas sólo sirvió para enmascarar y desviar la atención sobre el desarrollo por parte del régimen dictatorial de nuevas armas convencionales.

En ese punto, dice la revista, el propio Saddam habría sido víctima de engaños por parte de los expertos en armas, quienes inventaron programas de desarrollo de armas -que en realidad nunca se llevaron a cabo- sólo para seguir recibiendo fondos del Estado.

"Algunos proyectos eran puro engaño", asegura un experto iraquí en declaraciones a la publicación. En una ocasión, un científico argumentó que necesitaba diez millones de dólares para una nueva arma especial: "Se publicaron apabullantes informes sobre los éxitos alcanzados (con ese presunto programa), aunque sólo era papel mojado", según el experto.

De acuerdo con los autores del artículo, representa una gran ironía el que Saddam haya realizado durante tantos años una cruzada contra los inspectores de armas de la ONU para proteger un programa de desarrollo de armas que en realidad nunca existió.
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