BUCAREST.- Las autoridades de Rumanía decidieron hoy separar a dos niños gitanos recién casados, hasta que cumplan la edad legal para contraer matrimonio, en un caso rodeado de controversia que llevó a la intervención de la Comisión Europea.
Ana María Cioaba, de 12 años, y Mihai Birita, de 17, se casaron el pasado 27 de septiembre en la ciudad de Sibiu (centro) en una ceremonia oficiada por el padre de la novia y líder religioso, el llamado "rey" de los gitanos, Florin Cioaba.
El llanto de la "princesa" huyendo de la ceremonia hizo sospechar que se casaba contra su voluntad, aunque finalmente la niña fue persuadida para que volviera y el matrimonio se celebró y se consumó.
La Dirección para los Derechos y la Protección del Niño (DDPC) de Sibiu determinó hoy que los dos menores deberán vivir separados y cesar toda relación conyugal hasta que cumplan la edad legal para casarse, los 16 para ella y los 18 para él.
En un comunicado, la DDPC añadió que los niños deberán seguir yendo a la escuela y ser incluidos en un programa de consejos psicológicos, según un acuerdo alcanzado por esa institución con los padres de los esposos.
Florin Cioaba declaró a la prensa que le parece normal que los niños "se queden en sus casas y no sean ingresados en instituciones" y prometió que ambos continuarán los estudios.
Emma Nicholson, eurodiputada y observadora de la Unión Europea en Rumanía, había calificado el casamiento de "violación de una menor" y pedido que la niña fuera separada del esposo y protegida por las autoridades.
También intervino la comisaria europea de Asuntos Sociales, Anna Diamantopulu, quien el pasado miércoles se declaró "profundamente consternada" por lo ocurrido y consideró que ciertas tradiciones deben "adaptarse" cuando chocan con los derechos fundamentales.
Diamantopulu recordó que Rumanía se ha "embarcado" en un proceso de integración en Europa, como país que opta a la adhesión a la UE, con todas las obligaciones que ello conlleva en términos de respeto de los derechos fundamentales.
Las autoridades rumanas declararon ilegal el matrimonio y la Fiscalía de Sibiu abrió un caso contra el marido adolescente por relaciones sexuales con una menor.
Ana María y Mihai aseguraron a la cadena de televisión "Antena 1" que habían dado su consentimiento a la unión decidida por los padres, mientras que el "rey" Cioaba defendió el derecho de los gitanos a que se respeten sus tradiciones.
Admitió, sin embargo, que estas tradiciones pueden cambiar, pero poco a poco, y no "con la Policía y la Fiscalía a la puerta".
Esta es la primera vez que las autoridades de Rumanía tratan un casamiento tradicional gitano entre menores como un delito.
En Rumanía, país de 22,5 millones de personas, hay 535.250 gitanos según el censo de 2002, aunque los líderes de esta etnia estiman que su número podría ser de 1,5 millones.