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Días de incertidumbre reinan en El Vaticano

Así titula hoy la primera página del diario italiano Corriere della Sera y firmado por el historiador Alberto Melloni que se ocupa de la enfermedad, las versiones y los desmentidos sobre la salud de Juan Pablo II.

03 de Octubre de 2003 | 12:19 | ANSA
ROMA.- "El Vaticano y el Papa, los días de la incertidumbre" es el título de un artículo de primera página del Corriere della Sera, firmado por el historiador Alberto Melloni que se ocupa de la enfermedad, las versiones y los desmentidos sobre la salud de Juan Pablo II.

"Hay que volver a 1903 y a los meses que precedieron la desaparición de León XIII, que transcurrió una vejez caracterizada por momentos de profunda postración alternada por rápidos momentos de vitalidad y que tuvieron en suspenso a la Iglesia católica durante años", escribió Melloni, que también es miembro de la Fundación Juan XXIII (Instituto para las ciencias religiosas).

Pero no está dicho que una comparación pueda ayudar a comprender el clima de estos días, "entre la fastuosa celebración de los 25 años de reino de Juan Pablo II y la tensión que se respira en torno a los sufrimientos físicos y espirituales que acompaña estas semanas suyas de vejez", comentó el historiador.

"No pasa un día en el cual atraviese Roma y los diarios para asegurarse sobre la lucidez del Pontífice: Juan Pablo II está mal pero hará todo lo previsto, reina con mano segura y garantiza a una Iglesia que tiene una organización formalmente monárquica, un centro de propulsión y de control del cual no se puede poner en dudas la perfecta eficiencia", se afirma por un lado, según el especialista.

Sin embargo, cardenales de alto rigor intelectual, como el alemán Joseph Ratzinger y austríaco Christoph Schonborn, sostienen con firmeza que la debilidad de Juan Pablo II que la muerte sucederá de un momento al otro e incluso el arzobispo de Viena usó la palabra "moribundo".

"Puntuales, afirma Melloni, llegan las desmentidas, que duran poco y todo tiene lugar en una atmósfera que roza el cinismo institucional, casi como que en el medio de todo estuviese un símbolo y no un nombre", afirma.

"Cómo es obvio en el estilo eclesiástico, esta tensión es expresada con control pero es fortísima. En los corredores de las embajadas altísimo prelados avalan una u otra tesis, unánimes solos en evitar el más escabroso de los argumentos, el que se refiere a la situación que se crearía en el caso que el obispo de Roma tuviese una inhabilidad permanente (y es esta hipótesis la que el Pontífice esta desafiando)", afirmó Melloni.

"Entre los obispos que ejercieron hasta los 75 años precisos la misma paternidad sacramental de la cual goza el Papa y que renunciaron por el bien de sus iglesias, no faltan palabras para recordar que el próximo Pontífice no podrá evadir esta norma que él pide a todos de respetar. Muchos eclesiásticos tratan luego de callar y pensar al cónclave que se acerca", comentó el historiador.

"Un tiempo poco exaltante, en el cual más allá de la buena fe o de la buena voluntad individual, el Palacio Apostólico aparece ante los ojos de la opinión publica como una Corte en la cual designaciones y decisiones perdieron algo de su aureola de indiscutibles, que las debería caracterizar", concluyó el experto en historia de las religiones.
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