ROMA.- La redacción de la primera Constitución europea entró hoy en su tramo final con la apertura de los trabajos de la Conferencia Intergubernamental (CIG) que debe sancionar el texto.
Una cumbre en Roma de los líderes de los 15 países de la UE y de los diez que se adherirán formalmente en mayo de 2004 puso en marcha de forma solemne la fase de discusiones sobre el borrador elaborado por la Convención presidida por el ex Presidente francés Valery Giscard D’Estaing.
Todos los jefes de Estado y de Gobierno subrayaron la importancia de esta nueva fecha histórica en el proceso de consolidación de Europa que se comenzó a construir hace 46 años en la capital italiana.
"Estamos aquí para un acontecimiento que forma parte ya de la Historia", afirmó el Primer Ministro italiano y presidente de turno de la UE, Silvio Berlusconi, en la intervención con la que abrió una Conferencia que bautizó como "la de la voluntad europea".
Berlusconi presentó esta "pretensión de más Europa" como una evolución del "gran acto de fe" de los padres fundadores, de Adenauer a Schummann, de Spaak a De Gasperi, a cuyo ejemplo visionario rindió homenaje.
Como moderador de los debates, el jefe del Ejecutivo italiano apeló al diálogo y a la flexibilidad para hacer frente a los principales desacuerdos de partida: la modificación del sistema de votos en el Consejo, a la que se opone España, y la reforma de la Comisión, que rechazan los pequeños países de la ampliación.
La presidencia de turno de la UE "tomó nota" de las discrepancias en la ronda de intervenciones, a puerta cerrada, que siguió a la apertura de la Conferencia.
Berlusconi explicó en posterior rueda de prensa que a las observaciones, casi todas conocidas, sobre el borrador se pudo unir hoy "la intensidad y la fuerza" con la que las defendieron los respectivos líderes nacionales.
"Ahora ya tenemos una fotografía completa para poder ir más directamente al grano", subrayó el presidente de turno del Consejo Europeo, quien mostró un "optimismo" más moderado que en anteriores ocasiones sobre la finalización de los trabajos con pleno consenso.
En su comparecencia ante los periodistas, el jefe del Gobierno italiano quiso dejar claro que no está "obsesionado" con cerrar la nueva Constitución en diciembre, cuando acaba su presidencia semestral, y advirtió de que, si finalmente no se logra, no lo considerará un fracaso.
No obstante, "amenazó" a los ministros de Exteriores con que, llegado un determinado punto, podría "encerrarlos" como se hace en los cónclaves para elegir a un nuevo Papa hasta que haya "fumata blanca".
Los jefes de la diplomacia de los 25 miembros de la UE ampliada llevarán, de hecho, el peso de las negociaciones, cuya marcha la examinarán por primera vez a fondo los jefes de Estado o de Gobierno dentro de dos semanas en una nueva cumbre en Bruselas.
Berlusconi no quiso precisar la estrategia de la presidencia de turno para limar diferencias, aunque fuentes de la delegación italiana en la Conferencia precisaron que se abordarán de inmediato los asuntos "más calientes", pero siempre con la filosofía de "discutir mucho y cambiar poco" el borrador de la Convención.
La posibilidad de veto por parte de todos los países miembros añade un punto de dramatismo a los debates que, según el presidente de la Comisión, Romano Prodi, deben partir de la premisa de que a Europa sólo le sirve una Constitución fuerte.
En su intervención ante la prensa, junto a Berlusconi y el presidente del Parlamento europeo, Pat Cox, Prodi insistió en que es clave "no dejar de mirar al horizonte, sin hacer demasiados cálculos con los intereses particulares".