Italia.- El Papa Juan Pablo II llegó hoy a Pompeya, en el sur de Italia, para clausurar el Año del Rosario en el santuario de la Virgen del Rosario, ante la que invocará la paz para el mundo.
Se trata del viaje número 143 de los realizados por el Pontífice en Italia en sus casi 25 años de pontificado, pero uno de los más seguidos debido a su delicado estado de salud.
El Papa, que sufre de la enfermedad de Parkison, tuvo alguna dificultad al leer las oraciones iniciales del rosario durante una visita al santuario dedicado a la Virgen María, donde la multitud le animó constantemente.
Cuando llegó el momento de su alocución religiosa, su voz que había sido entrecortada se hizo más poderosa y los párrafos finales sonaron fuertes y claros.
"Rogad por mí en este santuario, hoy y siempre", dijo. La palabra "siempre" era una referencia clara a cuando haya muerto, algo sobre lo que el Papa ha estado hablando más y más en meses recientes.
En general, se lo veía en mejor estado. El Papa supo espaciar sus intervenciones y habló y saludó con la mano de forma espontánea cuando fue llevado a través de la multitud de unos 30.000 feligreses que se habían congregado ante el santuario en la parte moderna de Pompeya, la ciudad histórica enterrada por la lava del Vesubio, en el año 79.
Camino del santuario, el Pontífice pasó por las excavaciones de la parte destruida de la ciudad y luego dijo que Pompeya todavía contenía un mensaje para la sociedad moderna.
"Estas ruinas pueden hablar. Exponen la pregunta decisiva sobre el destino del hombre", dijo.
"Hoy, como en los tiempos de la antigua Pompeya, es necesario proclamar a Cristo a una sociedad que se ha distanciado de los valores cristianos y que incluso parece haber perdido la memoria", dijo desde una plataforma llena de flores.
