WASHINGTON.- La popularidad del Presidente de EE.UU., George W. Bush, entre las personas de la tercera edad ha bajado notablemente en los últimos meses, lo que puede poner en peligro el respaldo de este importante sector social en los comicios de 2004.
El diario "The New York Times" destacó hoy que los problemas relacionados con la economía y la posguerra en Irak y las reñidas negociaciones sobre el programa de asistencia médica para ancianos, conocido como "Medicare", han afectado el apoyo de este grupo.
En general, la lenta recuperación económica, los crecientes costos del cuidado médico y el futuro incierto de los programas de "Medicare" y la Seguridad Social son asuntos que preocupan sobremanera a los ancianos, según analistas.
"Las personas de la tercera edad al principio apoyaron a Bush durante la guerra por el tema de seguridad, pero ahora la situación es distinta. Ellos (los ancianos) detestan la idea de gastar 87.000 millones de dólares en Irak", dijo al diario Celia Lake, una analista demócrata.
Una encuesta realizada este mes para el "Times" y la cadena televisiva CBS indicó que sólo el 41 por ciento de las personas de 65 años de edad o mayores apoya a Bush, lo que representa el nivel de aceptación más bajo de cualquier grupo electoral.
En julio pasado, el apoyo de este bloque de votantes fue del 44 por ciento, mientras que en mayo alcanzaba el 63 por ciento, lo que marca una tendencia preocupante para los republicanos.
Otra encuesta, divulgada esta semana por la empresa Gallup, señaló que aunque el nivel de aprobación a la gestión de Bush aumentó del 50 al 56 por ciento en las últimas semanas, el apoyo entre los ancianos se mantiene a la baja.
En la encuesta Gallup, sólo el 49 por ciento de las personas mayores de 65 años respalda al actual presidente, en comparación con el 60 por ciento de los votantes entre 30 y 49 años.
Estrategas políticos entrevistados por el diario señalan que el asunto es importante debido a que las personas de edad avanzada tienden a tener una participación en las urnas mayor a la de la gente joven, y porque estos votantes están concentrados en estados con fuerte peso electoral, como Pensilvania y Florida.
Según el legislador republicano y estratega político Tom Davis, se trata de un segmento del electorado muy impredecible, "cuyo voto puede cambiar" con muy poco.