MIAMI.- El ex Presidente boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada, quien cumple hoy su segundo día como exiliado político en Miami, dijo que ve con "mucha incertidumbre el futuro de Bolivia" y culpó al gobierno de Estados Unidos de la convulsión social que provocó su renuncia el viernes al cargo.
"Por ahora no sé qué es lo que voy a hacer", dijo Sánchez de Lozada, quien tiene previsto viajar mañana a Washington para entrevistarse con funcionarios de la Organización de Estados Americanos (OEA) y del gobierno estadounidense.
Es muy probable que tras cumplir esas funciones en Washington el ex Presidente se radique por un tiempo en Chicago, la ciudad donde viven familiares suyos y donde pasó gran parte de su niñez y su juventud hasta regresar a fines de los años 60 a Bolivia e incursionar en la política.
Sánchez de Lozada, en una entrevista al diario "The Miami Herald", culpó a Washington por los hechos que culminaron con su renuncia, por no haberle proporcionado los recursos suficientes para atenuar el déficit presupuestario destinado a paliar las más graves necesidades de su país.
Recordó que la última vez que se entrevistó con su colega George W. Bush le dijo: "Perdóneme por aprovechar esta visita para pedirle 150 millones de dólares, que es la brecha que tenemos en nuestro presupuesto".
Estados Unidos sólo concedió en los últimos 15 meses a Bolivia 10 millones de dólares destinados a la lucha para la erradicación de cocales, la materia prima para la fabricación de cocaína.
"Me atreví a hacer ese pedido porque (sabía que) cuando viniera de regreso (a Estados Unidos) buscando asilo un año mas tarde, (Bush) me preguntaría qué es lo que había ocurrido", dijo.
Sánchez de Lozada también recordó que sólo en sus últimas horas como Presidente había recibido una llamada de su colega venezolano Hugo Chavez Frías. "Le pedí que dijera a sus amigos (los líderes indígenas de la protesta) Evo Morales y Felipe Quispe que detuvieran el derramamiento de sangre", recordó.
El ex Presidente reiteró que su derrocamiento fue producto de "una conspiración para crear el primer Estado narco-sindicalista en América del Sur".
Agregó que la gota de agua que rebasó el vaso fue cuando su vicepresidente Carlos Mesa, que lo reemplazó en el cargo, le quitó su apoyo el lunes pasado, lo mismo que su socio político Manfred Reyes Villa, líder de Nueva Fuerza Republicana.
Sánchez de Lozada dijo que ve "muchas incertidumbres en el futuro de Bolivia" porque hay el interés de líderes izquierdistas y laborales de propiciar un "gobierno narco-sindicalista que podría llevar a la desintegración de Bolivia".