CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Juan Pablo II celebró hoy una misa solemne en la basílica de San Pedro con 30 de los 31 nuevos cardenales nombrados la víspera, entre ellos tres latinoamericanos.
Durante la Eucaristía, el Papa, de 83 años, que apareció cansado tras una semana de celebraciones por los 25 años de su Pontificado, entregó personalmente el anillo cardenalicio, símbolo de fidelidad y apego al Pontífice y a la Iglesia a cada uno de los nuevos cardenales.
Los purpurados, entre ellos mexicano Javier Lozano Barragán, de 70 años, actual presidente de la Pastoral para la Salud; el brasileño Eusebio Oscar Scheid, arzobispo de Río de Janeiro, de 70 años; y el guatematelco Rodolfo Quezada Toruño, arzobispo de Guatemala, de 71, se arrodillaron ante el trono papal para recibir el anillo en la mano derecha.
El Papa, que debido a sus graves problemas de salud no pudo el martes imponer el birrete cardenalicio, inició con voz temblorosa los cantos religiosos.
El nombre del trigésimo primer cardenal no fue revelado pero según las leyes canónicas su título es efectivo desde el día de la proclamación.
El mal tiempo obligó a los organizadores de las ceremonias papales a celebrar la misa dentro de la basílica y no en la plaza de San Pedro como estaba previsto inicialmente.
En su homilía el Papa reafirmó su voluntad de proseguir su misión como jefe de la Iglesia.
"Sí, Señor, tenemos confianza en Tí y Contigo proseguiremos nuestro camino al servicio de la Iglesia y de la humanidad", afirmó el Papa, en un discurso leído en su nombre por monseñor Leonardo Sandri, sustituto del secretario de Estado.
Juan Pablo II pronunció sólo unas pocas palabras con voz clara y firme al inicio del rito para expresar su "reconocimiento" a los "queridos y venerados hermanos cardenales" por la ayuda que aportan.
El Pontífice, que hace exactamente 25 años tomó posesión de su cargo, recordó en su discurso las "persecuciones sufridas por los apóstoles y sus sucesores", y pidió que se reanude "la oración unánime del pueblo cristiano".