BUENOS AIRES.- Un grupo de arqueólogos argentinos descubrió refugios y utensilios pertenecientes a los primeros habitantes de la Antártida, en el año 1700, informó hoy la prensa local.
Restos de construcciones, zapatos de hombre, cerámicas, botellas, lanas, botones, pipas, vértebras de ballena usadas como sillas o mesas, cuchillos, estacas, garrotes, municiones y hasta un tablero con fichas de cuero, similar al juego de damas, forman parte de los hallazgos.
El equipo de investigación, encabezado por los arqueólogos Ximena Senatore y Andrés Zarankin, realizó desde 1995 cuatro expediciones a la Antártida, tras las cuales llegaron a la conclusión de que los primeros habitantes de este continente fueron cazadores de lobos y elefantes marinos, focas y ballenas.
El descubrimiento se produjo en la península Byers, dentro de la isla Livingston, en las Shetland del Sur, donde encontraron más de 26 sitios con restos de refugios rocosos.
Según los científicos, estos pioneros se instalaban en el continente helado cada verano desde fines de 1700 hasta 1850, lo que demuestra que la Antártida había sido habitada mucho antes de su descubrimiento formal, entre 1819 y 1820.
Los arqueólogos argentinos sostienen que la presencia del hombre en la Antártida tiene que ver con la expansión capitalista.
"No fue por una cuestión de soberanía. Eran empresas que buscaban un provecho económico con la comercialización de pieles de lobos y derivados de ballenas", dijo Zarankin al diario "Clarín".
Según los investigadores argentinos, empresas británicas, estadounidenses, europeas, australianas y rioplatenses contrataban hombres de distintos países, incluidos aborígenes de la Patagonia, y los llevaban a la Antártida en grandes barcos.
Allí, los dejaban, en grupos, cerca de las colonias de animales y "el primero que ocupaba una playa se garantizaba la exclusividad" como en un "sistema de explotación capitalista", señalaron.
Zarankin y Senatoren aseguraron que "entre 1819 y 1825 se exterminó al 80 por ciento de la fauna local" y la cacería dejó de ser un buen negocio y abandonaron las bases, lo que terminó por salvar a las especies antárticas.
Este equipo de argentinos pertenece al Departamento de Investigaciones Prehistóricas y Arqueológicas, del CONICET e incluye a geólogos, arqueólogos, conservadores, botánicos y estudiantes.