SAN DIEGO, California, EE.UU.- Vigorizadas por vientos calientes, inmensas llamaradas devoraron vecindarios enteros, llenaron el cielo californiano de humo y cenizas y mataron a más de 13 personas, informaron el lunes las autoridades.
Se trata de la ola de incendios más mortífera en el estado en más de una década.
El fuego provocó que miles de residentes huyeran despavoridos, casi sin poder recoger sus pertenencias.
"Estaba agarrando toallas húmedas. El fuego estaba a nuestros pies. Ardía sobre nuestras cabezas y quemaba por todos lados", dijo Lisza Pontes, de 43 años, al relatar cómo escapó del incendio en el condado de San Diego.
Desde la frontera mexicana a los suburbios del norte de Los Angeles, grandes áreas de la región eran arrasadas el lunes por seis descomunales incendios y llamaradas más pequeñas.
Más de 825 viviendas fueron destruidas, y la cifra de muertos era la peor registrada en el estado desde que un incendio mató a 25 personas y destruyó más de 3.200 casas y apartamentos en 1991.
Los viajes aéreos fueron interrumpidos, las carreteras bloqueadas y algunas escuelas cerraron. Un partido profesional de fútbol estadounidense fue trasladado al estado de Arizona.
Los vientos secos y cálidos, conocidos como vientos Santa Ana, cedieron durante algunas horas en la noche, pero nuevamente resurgieron la mañana del lunes en el condado de San Bernandino, dijeron las autoridades.
La temporada de los vientos Santa Ana generalmente se extiende desde septiembre hasta febrero. Octubre suele ser el mes en que soplan más fuerte.
Las lluvias podrían comenzar en cualquier momento en la región, pero es improbable que las tormentas más importantes lleguen antes de enero.
Unas 30.000 viviendas estaban amenazadas por las llamas, que consumieron más de 133.550 hectáreas —casi la mitad del tamaño del estado de Rhode Island— de árboles secos.
Más de 7.000 bomberos intentaban combatir los incendios.
Las autoridades declararon el estado de emergencia en los condados de Los Angeles, San Bernardino, San Diego y Ventura.
Las muertes se sucedieron a partir del sábado.
Algunas de las órdenes de evacuación incluyeron reservas indígenas, la Universidad Estatal de California en San Bernardino, y un hospital psiquiátrico.
También fueron evacuados unos 1.100 prisioneros, de acuerdo con las autoridades.