LANGLEY.- La Oficina Central de Inteligencia (CIA) construyó una vez una libélula mecánica para que transportara un dispositivo de escucha, pero descubrió que incluso ligeras ráfagas de viento podían desviar su curso y nunca llegó a utilizarla en operaciones de espionaje.
La CIA también realizó pruebas con "Charlie", un robot de goma similar a un pez barbo, o bagre, capaz de nadar discretamente entre otros peces, pero su misión sigue siendo un secreto.
Charlie y la libélula están entre los artefactos que se exhiben en el cuartel general de la CIA para conmemorar el 40 aniversario de la Dirección de Ciencia y Tecnología (DCT). La exposición no está abierta al público.
"La misión de Charlie todavía es secreta, no podemos hablar de ella", dijo Toni Hiley, curadora del museo de la CIA, durante un paseo con Reuters por la sala de exposición. "Todo lo que podemos decir es que es parte de nuestro trabajo con tecnologías acuáticas robóticas".
Después de ver la versión mecánica, Hiley bromeó diciendo que ya no podría mirar a las libélulas de la misma forma.
En la década de 1970, la CIA desarrolló un dispositivo de escucha en miniatura que necesitaba de un sistema para movilizarlo, por lo que científicos de la agencia se apresuraron a construir una abeja que lo transportara.
Sin embargo, descubrieron que el vuelo de la abeja era errático y descartaron la idea.
Un entomólogo aficionado que participó en el proyecto sugirió posteriormente la creación de una libélula y entonces se construyó un prototipo que hizo el primer vuelo de una máquina del tamaño de un insecto, explicó Hiley.
Un haz de láser dirigía a la libélula. Un relojero en el proyecto construyó un motor de oscilación en miniatura para que las alas batieran, mientras que en el diminuto tanque de combustible se echó un líquido que impulsaba el movimiento.
A pesar de tanta inventiva, el equipo de trabajo perdía el control del vuelo de la libélula, incluso ante una corriente ligera de aire.
"Uno las mira en la naturaleza, y ve que aprovechan la brisa y vuelan con ella. Nosotros, por supuesto, necesitábamos (la libélula) que volara hacia un objetivo determinado. Por eso nunca fueron usadas en operaciones, pero esta es una pieza única", dijo Hiley.
Donald Kerr, subdirector de la división de ciencia y tecnología de la CIA, cuyo equivalente en una película de James Bond sería "Q", el gran experto en invención de artefactos, dijo que el ritmo de las operaciones de espionaje había aumentado desde que se estableció la DCT en agosto de 1963.
"Observe la cantidad de cosas que estamos haciendo en una semana, en un año. Es verdaderamente asombroso", dijo Kerr.
La CIA mostró otros inventos de su tecnología en miniatura, como una cámara de micropuntos que tenía diminutos lentes encima de lo que parecía ser una moneda gruesa, la cual contenía película que rotaba 11 veces para producir 11 microtomas.