TOKIO.- El Dalai Lama llegó el viernes a Tokio para una visita que probablemente irritará a China, que ve al exiliado líder espiritual del Tíbet como un "separatista peligroso".
El budista Dalai Lama ha manejado su gobierno en el exilio desde la India desde que huyó del Tíbet en 1959, tras una fracasada insurrección contra el Gobierno comunista de China.
El líder realiza su decimosegunda visita a Japón por invitación de un grupo de legisladores japoneses.
Beijing pidió a Japón que no proporcione un "escenario político" para el Dalai Lama y algunos gobiernos occidentales han parecido rehuirlo recientemente bajo presión de China, que dice que el Tíbet es una parte inseparable de su territorio.
Uno de los portavoces del Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón, Jiro Okuyama, dijo el jueves que Tokio conocía las preocupaciones de China, pero que estaba tratando el asunto de acuerdo a la ley y los reglamentos nacionales de Japón.
"Somos conscientes de que China ha expresado preocupación sobre la visita del Dalai Lama a Japón, pero si ha habido un planteamiento específico de la parte china esta vez, es algo que no podemos comentar", dijo Okuyama.
En cuanto al estatus del Tíbet, es la constante posición del gobierno japonés que se trata de un asunto interno del Gobierno chino", agregó.
Las relaciones chino-japonesas se ven con frecuencia empañadas por los recuerdos de China de la ocupación japonesa en tiempos de la segunda guerra mundial y el temor de Japón de ser superado en términos de poder económico y diplomático por su vecino gigante.
Se espera que el Dalai Lama, que permanecerá en Japón hasta el 11 de noviembre, hable principalmente sobre religión.