BAGDAG.- Al menos dos soldados estadounidenses murieron hoy en una explosión ocurrida al norte de Irak, mientras que en Bagdad se vivían horas de tensión, al haberse declarado una "Jornada de resistencia" para incitar a los iraquíes al levantamiento.
Los soldados perdieron la vida cerca de la ciudad de Mosul, a unos 350 kilómetros al norte de Bagdad, cuando el vehículo militar en el que viajaban fue alcanzado por la explosión de un "artefacto improvisado", dijo el alto mando de la Coalición en un comunicado.
En el mismo incidente -en el que, según la policía iraquí, murieron tres soldados-, resultaron heridos otros dos miembros del convoy militar, que transportaba tropas de asalto de la 101 División Aerotransportada.
La pérdida de otras dos vidas de soldados estadounidenses ocurrió justo seis meses después de que el presidente de EE.UU., George W. Bush, declarara el fin de las operaciones de combate a gran escala.
En Bagdad, la policía iraquí y las fuerzas estadounidenses establecieron férreos controles de seguridad en ciertas calles por temor a una ola de ataques con motivo de la "Jornada de resistencia", que fue convocada por una no identificada red de insurgentes.
"Los controles son parte de las medidas de prevención que hemos adoptado", dijo a EFE el comandante Colin Maxwell, al mando de la unidad, que con el apoyo de blindados y carros de combate, montaba guardia en el distrito de Al Mansour, al oeste de la ciudad.
Al mismo tiempo, los helicópteros sobrevolaban Bagdad, donde de nuevo se escuchó al menos una explosión de origen desconocido.
"El 1 de noviembre es el día de la resistencia. No a la ocupación", reza una de las pintadas que en lengua árabe adornan un muro de una céntrica avenida.
Durante los últimos días, en Bagdad, donde residen cerca de cinco millones de personas, han circulado informaciones de que el 1 de noviembre marca el inició de una ofensiva terrorista contra objetivos estadounidenses y relacionados con las fuerzas de la Coalición.
Además, la supuesta red de insurgentes distribuyó miles de panfletos por los distritos de la capital, llamando a los iraquíes a una segunda jornada de resistencia.
En las calles de Bagdad, el tráfico es menor que otros días laborables; gran parte de los funcionarios se han quedado en su casa; muchos comercios no han abierto sus puertas, y la mayoría de las familias no han enviado a sus hijos al colegio.
"Los padres tienen miedo de que a sus hijos les pueda ocurrir una desgracia. No es que secunden la jornada de resistencia", señaló Abdul Majid, director del colegio de enseñanza secundaría de Al Mamund, en la que estudian jóvenes de familias acomodadas.
De los cerca de 800 adolescentes que estudian en el colegio de Al Mamund, han acudido al centro menos de un centenar, aunque poco después regresaron a sus casas por indicaciones del profesorado, que sí hizo acto de presencia.
Abul Majid opinó que la "Jornada de resistencia" es "una invención que han difundido los canales de televisión en lengua árabe, que son los que vemos los que vivimos en Bagdad".
Las informaciones sobre una supuesta ofensiva terrorista, que han puesto de nuevo en vilo a los bagdadíes, surgen cuando concluye la semana más violenta que ha vivido Bagdad desde que el pasado abril cayo en manos de las fuerzas estadounidenses.
Al menos 57 personas murieron y cerca de 240 resultaron heridas, en atentados perpetrados el pasado lunes por suicidas al volante de coches bomba, contra la sede del Comite Internacional de la Cruz Roja (CICR), y cuatro comisarías de policía.