Adel Smith, presidente de la Unión Italiana Musulmana en el frontis del colegio Antonio Silveri donde estudian sus hijos, en Ofena, cerca de L'Aquila, Italia. (AP PHOTO)
ROMA.- La polémica sentencia que obliga a retirar el crucifijo de la escuela de un pueblo italiano cercano a Roma ha desatado una oleada de actos de desagravio, como la colocación hoy de una cruz de hierro de tres metros frente a ese colegio.
Pese a que el Tribunal de la localidad de L’Aquila, capital de la región de Abruzzo, suspendió provisionalmente ayer viernes la ejecución de la sentencia tras admitir un recurso de la Abogacía del Estado, prosiguen las iniciativas espontáneas.
La última la ha llevado a cabo la Cofradía de la Virgen del Rosario de San Giorgio La Molara, próximo a Nápoles, con un peregrinaje hasta la localidad de Ofena para izar delante de su escuela una cruz de hierro de tres metros de altura.
Medio centenar de cofrades, llegados en autobús, construyeron con piedras y cemento la base sobre la que levantaron la gran cruz que habían transportado desmontada.
Tras una misa y, acompañados en procesión por la alcaldesa de Ofena, Ana Rita Coletti, se procedió a descubrir el monumento con críticas a la ’’intolerancia’’ del demandante de la retirada de los crucifijos, Adel Smith, presidente de la Unión de Musulmanes de Italia y padre de dos alumnos del centro escolar de la discordia.
Pero no todo es desagravio, como pudieron comprobar los propios cofrades de San Giorgio, que se cruzaron en la calles de la localidad a un grupo del Movimiento Raeliano, que distribuían pasquines contra ’’el símbolo de la cruz como instrumento de tortura’’.
Lo que parece claro es que la controversia por la sentencia del juez Mario Montanaro parece destinada a prolongarse, ya que ahora el Tribunal de L’Aquila debe pronunciarse sobre los recursos y sobre la suspensión de la orden de retirada.
Las autoridades políticas y eclesiásticas italianas continúan, por su parte, defendiendo la presencia en lugares públicos del máximo símbolo del cristianismo, al igual que lo ha hecho repetidamente en los últimos días el Papa Juan Pablo II.
Paralelamente, al demandante le ha comunicado a la Fiscalía de Roma que será procesado por vilipendio a la religión católica por haber calificado al crucifijo de ’’cadáver en miniatura’’ en un programa de televisión emitido en 2001.