WASHINGTON.- La consagración del primer obispo abiertamente homosexual ha agudizado la división en el seno de la Iglesia Anglicana y uno de sus integrantes, la Iglesia Episcopal de EE.UU., podría desmembrarse a iniciativa de los grupos conservadores.
"La Iglesia Episcopal abandonó la Comunión Anglicana cuando tomó estas acciones", dijo a EFE Bruce Mason, portavoz del Consejo Anglicano de EE.UU., una asociación conservadora.
Este grupo está formando una red de diócesis y parroquias tradicionalistas "que podría formar eventualmente una nueva provincia" dentro de la Iglesia Anglicana, al margen de la Iglesia Episcopal, según Mason.
La tensión cismática también viene del extranjero, especialmente de África.
La Iglesia Anglicana en Uganda anunció hoy que cortará todos los lazos con la diócesis de Nuevo Hampshire por la consagración al obispado de Gene Robinson, un hombre divorciado y con dos hijas que vive desde hace 14 años con su pareja masculina, Mark Andrew.
En Kenia, los líderes religiosos decidieron no reconocer a Robinson como obispo, aunque mantendrán las relaciones normales con la diócesis que dirige.
Y la Iglesia Anglicana de Nigeria, la mayor de todo el continente con 17,5 millones de fieles, ha calificado la elección de Robinson como "el camino de la desviación" y ha expresado su apoyo a los grupos conservadores estadounidenses.
Las iglesias de Asia y América Latina también tienen una posición tradicional respecto a la homosexualidad, como se puso de manifiesto en el sínodo extraordinario celebrado el mes pasado en Londres, que advirtió que el futuro de la Iglesia podía peligrar si la consagración de Robinson se concretaba.
La declaración no amilanó a la Iglesia Episcopal de EE.UU. y en una ceremonia a la que asistieron casi 4.000 creyentes y 54 obispos Robinson se convirtió el domingo pasado en el primer obispo abiertamente homosexual de una confesión cristiana importante. La mitra se la entregaron Andrew y sus hijas, Jamee y Ella.
El Consejo Anglicano de EE.UU. calificó la ordenación de "blasfemia" y "herejía", pero los grupos progresistas la ven como una bendición de Dios.
"Su sacerdocio hará confiar a las lesbianas, los homosexuales, los bisexuales y los heterosexuales cristianos de que tenemos un lugar pleno a la mesa de la comunión de nuestro Señor", afirmó el reverendo Colin Coward, director de "Cambio de Actitud", una asociación pro derechos de los homosexuales anglicanos.
Por su parte, el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, el líder espiritual de esta confesión, lamentó las consecuencias de la consagración de Robinson para la cohesión de la Comunión Anglicana.
"Las divisiones que están emergiendo son un asunto de profundo pesar; serán muy visibles por el hecho de que no será posible que las funciones de Gene Robinson como obispo sean aceptadas por todas las provincias de la comunión", añadió.
La homosexualidad ha dividido desde hace tiempo a la Iglesia Anglicana, fundada por el rey Enrique VIII de Inglaterra en 1531, cuando el Papa Clemente VII se negó a otorgarle el divorcio de la infanta española Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos.
Por un lado están los sectores progresistas de Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, países donde se concentra la elite intelectual de la iglesia pero que cada día pierden más feligreses.
Y por otro está el Tercer Mundo, donde se concentra la mayoría de los 77 millones de anglicanos y cuyos prelados están adquiriendo cada vez más influencia en los órganos de poder de la iglesia. A ellos se han aliado los grupos conservadores en el Norte.
Las diferencias en torno a la homosexualidad han llevado a la confrontación más explícita entre los dos bloques.
Hace unos meses la diócesis de New Westminster en Canadá decidió permitir las ceremonias para bendecir las uniones entre homosexuales, lo que provocó que el prelado de Nigeria cortase sus lazos con ella.
Las tensiones sólo se agravaron con la elección de Robinson como nuevo obispo de Nuevo Hampshire el pasado agosto por la Convención General Episcopal reunida en Minneapolis.