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Juan Pablo II: Dios no permanece indiferente ante sufrimiento del hombre

En su audiencia pública de hoy en la Plaza San Pedro el Pontífice no leyó completamente la catequesis debido a los visibles problemas de salud que le afectan.

12 de Noviembre de 2003 | 08:27 | EFE
CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Juan Pablo II celebró hoy en la plaza de San Pedro la audiencia pública, en la que dijo que Dios no permanece indiferente ante el sufrimiento del fiel y que la patria de los justos es el cielo.

Al igual que en las últimas semanas, Juan Pablo II no leyó completamente la catequesis, saltándose numerosos párrafos, debido a los visibles problemas de salud que le afectan.

Tampoco leyó los resúmenes de la misma en diferentes idiomas, como era habitual, limitándose a saludar en español, portugués, italiano, inglés, francés, alemán, polaco, croata y húngaro a los fieles procedentes de esas naciones.

El Pontífice presentó altibajos durante la audiencia. Ya que si al principio se le vio cansado, con la voz temblorosa y leyendo con dificultad, conforme avanzó presentaba la voz clara y fuerte -sobre todo hablando en español- que después volvió de nuevo a ser inaudible y temblorosa.

La catequesis de la audiencia la dedicó al salmo 141 "Tú eres mi refugio", resaltando que según cuentan los franciscanos esta fue la última plegaria que recitó San Francisco de Asís la noche del 3 de octubre de 1226 cuando su vida se estaba apagando.

El salmo 141, subrayó el Papa, es una súplica intensa marcada por algunas invocaciones como "te pido auxilio", "atiende mis clamores".

"La parte central del mismo está marcada por la confianza en Dios, que no permanece indiferente ante el sufrimiento del fiel", dijo el Obispo de Roma.

Agregó que en esta bella composición el salmista invoca con insistencia a Dios porque la angustia ha llegado al fondo "y le suplica que intervenga para romper las cadenas de la cárcel de la soledad y la hostilidad y lo saque del abismo de la prueba".

El Papa Wojtyla concluyó la catequesis preguntando qué es la espera de los justos y precisó que "nuestra patria está en el cielo" y desde ella esperamos como salvador a Jesucristo.

"Los justos le esperan para que les recompense", concluyó el Pontífice, que se resguardó del frío en la plaza con una capa roja.

Concluida la audiencia saludó en español a los fieles procedentes de España y Latinoamérica, entre ellos miembros de la Sociedad de San Vicente de Paul, de Madrid, y de la parroquia del Cuerpo y Sangre de Cristo, de México.

A todos animó a confiar siempre en Dios "en la adversidad" y a darle gracias ante la salvación.
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