TOKIO.- El secretario norteamericano de Defensa, Donald Rumsfeld, comenzó una gira por Japón y Corea del Sur este viernes, cuando sus dos más fieles aliados en la región están divididos por el envío de tropas a Irak.
Poco después de su llegada, Rumsfeld se reunió con el Primer Ministro japonés Junichiro Koizumi para hablar de temas como Irak, Corea del Norte, la seguridad regional y posibles "ajustes" en la instalación de los 47.000 soldados estadounidenses en la región.
Una manifestación estaba convocada para la tarde del viernes en el centro de Tokio, principalmente ante la embajada norteamericana, para una manifestación contra Rumsfeld y la ocupación estadounidense de Irak.
El sábado, el secretario de Defensa se entrevistará con su homólogo japonés, Shigeru Ishiba, y con la canciller Yoriko Kawaguchi, antes de visitar hasta el domingo las dos principales bases norteamericanas en Japón, Yokosuka (cerca de la capital) y Okinawa (sur).
Tras el mortífero atentado del miércoles contra el contingente italiano en Nasiriya (27 muertos), el gobierno japonés decidió aplazar el envío de 150 soldados que en diciembre iban a efectuar una misión de reconocimiento en el sur de Irak.
Poco antes de la llegada de Rumsfeld, Tokio reiteró sin embargo su voluntad de participar en la reconstrucción de ese país.
"Estamos firmemente decididos a desempeñar nuestro papel dentro de la comunidad internacional", declaró el portavoz del gobierno, Yasuo Fukuda, en una rueda de prensa.
Fukuda había estimado el jueves que la situación en Irak era demasiado "inestable" para enviar soldados, al menos por el momento.
Las informaciones contradictorias que circularon estos últimos días en Tokio sobre un posible aplazamiento del envío de soldados japoneses a Irak ilustran los apuros de las autoridades ante una opinión pública hostil a la ocupación estadounidense.
Koizumi no sólo está preocupado por no herir a la población -casi el 60% de los japoneses se opone al envío de tropas a Irak- sino que debe tener en cuenta igualmente a su principal aliado gubernamental, el Komeito, un partido budista y por tanto pacifista.
Tokio enviará el sábado una nueva misión de exploración, la tercera desde el verano (boreal), para evaluar la situación en Irak.
Por su parte Corea del Sur, donde esperan a Rumsfeld el domingo, decidió enviar a Irak un contingente limitado a 3.000 hombres y para misiones sin relación con los combates.
La cohesión de la coalición no está sin embargo amenazada, aseguró Rumsfeld en el avión que le llevaba a Tokio desde la isla de Guam, un territorio estadounidense en el Pacífico Sur.
"Tenemos la sensación de que progresamos. Pero reconocemos que (Irak) es un lugar peligroso y que la incidencia de técnicas de conflicto de baja intensidad crea efectivamente peligro", dijo a los periodistas refiriéndose a la guerrilla.
Rumsfeld respondió luego con una negativa cuando se le preguntó si la coalición corría el riesgo de estallar debido a los ataques incesantes.
"Hay 32 países con fuerzas en el terreno en Irak", recordó. "La reacción del gobierno italiano al atentado (de Nasiriya) es que no sólo la coalición no tiene dificultades sino que ellos (los italianos) tienen intención de seguir en ella", destacó.
Antes de abandonar Guam, el secretario de Defensa había negado la eventualidad de una partida prematura de la coalición. "No hay decisión de retirarse antes, todo lo contrario de hecho. El Presidente (George W. Bush) asumió el compromiso de que nos quedaremos allí todo el tiempo que sea necesario", dijo.