LIMA.-En Perú cada año se producen entre 352.000 y 360.000 abortos inducidos, en la mayoría practicados por enfermeras, comadronas, hierberos y, en otros casos, por la propia mujer, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) y organismos no gubernamentales.
La proporción de aborto por cien nacidos vivos aumentó entre 1994 y el 2001, de 43% a 54%, respectivamente, señala el INEI en el informe "Aborto clandestino en el Perú", y asegura que cada año se producen 352.000 abortos.
Esta cantidad sugiere que la probabilidad de las mujeres peruanas en edad fértil, de 15 a 49 años (unos siete millones, según el INEI), de provocarse un aborto clandestino es de 5,2%.
Para la ONG Apoyo a Programas de Población (Apropo) cada día en el Perú se producen mil abortos inducidos y la Red de Salud de Mujeres de Latinoamérica y el Caribe informa que son 350.000 al año.
En tanto, el ministerio de Salud mantiene hermetismo sobre las cifras de aborto.
Sólo en Lima Metropolitana y el vecino puerto El Callao se producen el 28% de las interrupciones, en la sierra 32%, la costa 26%, y en la selva 14%, señala el informe que asegura que de un millón de embarazos al año, el 40% termina en nacimientos deseados, el 25% en no deseados y el 35% en aborto inducido.
El peligroso incremento se debe principalmente a la falta de acciones preventivas, en particular de educación e información en planificación familiar en los establecimientos de salud y de poner métodos anticonceptivos al alcance de quienes deseen usarlo, señala Delicia Ferrando, autora del informe del INEI.
Trixi Vargas, de Apropo, dijo que es urgente educar a los jóvenes en edad fértil sobre métodos anticonceptivos e informarles los riesgos por practicarse una interrupción.
Recuerda que del total de mujeres que se manipula o acude a una persona no calificada, el 71% corre riesgo de complicación, de las que van a una obstetra o enfermera el 25% tendría alguna complicación y sólo el 5% de mujeres que son atendidas por un médico corre peligro.
Rocío Gutiérrez, de la ONG Manuela Ramos, señala que las razones del alza de "malos partos" tienen que ver con una serie de fallas en la oferta de servicios informativos y accesos a la atención de salud sexual y reproductiva por parte del Estado.
La forma más común utilizada para la interrupción es la introducción vaginal de medicamentos, sustancias y objetos, señala la doctora Ferrando y agrega que las más expuestas son las mujeres económicamente insolventes del campo y la ciudad.
"Ellas recurren a introducirse en la vagina objetos sólidos (ramas, palitos de tejer, alambres y otros) y de líquidos como lejía, brea, agua y jabones", agrega.
Es común el uso de reguladores menstruales como la administración de medicamentos en cantidades insólitas que provocan problemas de salud, además de extractos, infusiones o mates de hierbas, explica.
En el centro de Lima, personas inescrupulosas que se hacen llamar "hierberos" ofrecen en plena vía pública plantas "milagrosas" para regularizar el atraso menstrual aprovechándose de la desesperación de las mujeres.
En algunos diarios populares se ven avisos de supuestas clínicas que ofrecen "métodos modernos" para regularizar el atraso menstrual así sea de cinco meses.
El precio va de acuerdo al tiempo de atraso y puede ser de 200 a 600 soles (unos 55 a 180 dólares).
La regularización del atraso menstrual es un burdo disfraz del aborto, penado con cárcel por la legislación peruana.
