MEDELLÍN.- En una ceremonia en que entregaron sus armas, 855 combatientes paramilitares de derecha colombianos iniciaron su proceso de desmovilización, en el primer paso de un proceso que debería sacar de la guerra en los próximos dos años a 20.000 hombres.
La ceremonia de desmovilización, realizada en el Palacio de Exposiciones de esta ciudad -segunda en importancia en Colombia- tuvo como punto más emotivo la entrega de más de 500 armas por parte de los combatientes, entre quienes se encontraban 16 mujeres.
Al finalizar la ceremonia, los paramilitares partieron hacia el vecino municipio de La Ceja, donde permanecerán concentrados durante tres semanas en un antiguo centro vacacional siguiendo un programa de reinserción a la vida civil.
La desmovilización de este primer contingente -el llamado Bloque Cacique Nutibara (BCN)- se logra a partir de un acuerdo firmado el 15 de julio pasado entre el gobierno y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que agrupa al 70% de los paramilitares del país.
Según ese acuerdo, unos 13.000 hombres de la AUC deben salir de la guerra antes de diciembre de 2005, aunque luego se ha anunciado que otros 7.000 paramilitares se unirán a dicha desmovilización.
En la ceremonia el jefe del BCN, Giovanni Marín (alias ’comandante R’) pidió perdón al país por las secuelas que hubiesen ocasionado sus acciones.
"Es hora de unirnos a la sociedad civil", dijo Marín, ante un nutrido grupo de funcionarios, encabezado por el comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo.
Restrepo, por su parte, dio la bienvenida a la vida civil a los más de 800 paramilitares que se desmovilizan, y les advirtió sobre las dificultades que tendrá para ellos tendrá haber dado ese paso, aunque los instó a mantenerse en el camino de la paz.
Durante la ceremonia, los asistentes al Palacio de Exposición asistieron a una videoconferencia, en que participaron Salvatore Mancuso, jefe político de las AUC; Carlos Castaño, jefe militar, y Diego Murillo (alias ’Don Berna’), inspector general de las Autodefensas.
La organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW) protestó la víspera por esta transmisión, que había sido anunciada desde varios días atrás.
"Esa transmisión de televisión será una vidriera de la impunidad", dijo José Miguel Vivanco, director de la división Américas de HRW.
"En lugar de darles un micrófono y ponerlos ante una cámara de televisión, lo que debería hacer el gobierno colombiano es ponerlos presos", afirmó desde Washington.
El proceso de desmovilización de los paramilitares ha generado serios cuestionamientos y dudas en Colombia, sobre su conveniencia y viabilidad.
Los paramilitares, con más de 20 años de existencia, han combatido ferozmente a las guerrillas del Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).