WASHINGTON.- Una larga labor de planificación permitió que la visita inesperada a Bagdad del Presidente de Estados Unidos, George W. Bush, fuera un secreto hasta el último momento, dijo hoy la consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice.
Tras muchas discusiones sobre la seguridad, "se decidió que el avión (presidencial) estaba bien defendido y que el presidente podría ir en tanto que se mantuviera la seguridad, es decir, que la visita no se conociera por anticipado", afirmó Rice a la cadena CNN.
La consejera ofreció hoy entrevistas a varias cadenas de televisión para explicar detalles del viaje sorpresa de Bush a Bagdad y continuar aprovechando la visita desde el punto de vista mediático, en un fin de semana festivo en EE.UU. sin apenas noticias.
Explicó que la idea surgió cuando el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Andy Card, dijo a Bush: "Se acerca el Día de Acción de Gracias, señor Presidente. ¿Cree que quisiera ir a Bagdad?".
Bush respondió "que estaba interesado, pero que tenía que conseguirse que no hubiera peligro ni para él ni para la gente sobre el terreno", y a partir de entonces, hubo "una larga planificación", añadió la asesora presidencial.
Las medidas de seguridad fueron "muy, muy estrictas", lo que hizo que muy pocos conocieran el plan, ya que era "totalmente crítico" mantener el secreto, indicó Rice a la cadena NBC.
El propio Bush, en unas declaraciones que ofreció ya en el viaje de vuelta al pequeño grupo de periodistas seleccionados cuidadosamente para acompañarle, dijo que si el secreto se hubiera roto, el avión presidencial habría dado marcha atrás.
"Estaba preparado para dar la vuelta", afirmó Bush a los informadores.
Durante el viaje de ida, un avión de pasajeros de British Airways entró en contacto visual con el "Air Force One", y su piloto manifestó sorpresa por radio, aunque luego, entendiendo aparentemente que debía mantener la discreción, no hizo más comentarios.