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Chiítas y suníes rechazan plan de EE.UU. para entregar el poder en Irak

Los principales argumentos para oponerse es que lo consideran apresurado y ajeno a la realidad iraquí.

29 de Noviembre de 2003 | 09:18 | EFE
BAGDAD.- A pesar de sus agudas diferencias, líderes religiosos chiítas y suníes de Irak comparten su oposición frontal al plan propuesto por EE.UU. para acelerar la transferencia de poder, pues lo consideran apresurado y ajeno a la realidad iraquí.

El adalid de la campaña es el líder espiritual más influyente de la comunidad chiíta, el ayatolá Alí al-Sistani, cuyas palabras son respetadas con reverencia y religiosidad por la mayor parte de los chiíes iraquíes, que representan el 60 por ciento de la población.

El clérigo considera que el plan norteamericano no satisface las aspiraciones del pueblo iraquí y no respeta el carácter islámico de la sociedad.

En voz baja, desde su bastión en la ciudad santa chiíta de Nayef, ha amenazado, además, con promover una revuelta popular, si sus reclamaciones no son escuchadas.

Así se lo hizo entender al actual presidente de turno del Consejo de Gobierno provisional iraquí, el kurdo Yalal Talabani, quien esta semana se desplazó al sur de Irak para convencer a Al-Sistani de que otorgue su bendición al proceso de transición política, lo que elevaría su porcentaje de éxito.

La determinación del clérigo chiíta debió ser muy firme, pues, tras el encuentro, Talabani indicó que el plan estadounidense ’’debe enmendarse’’ para añadir ’’algún apéndice, con textos nuevos’’.
La principal demanda de Al-Sistani afecta al calendario y al censo de las elecciones presidenciales contempladas en el plan de la Casa Blanca.
El proyecto estadounidense prevé la formación en junio del año próximo de un Gobierno transitorio iraquí, la redacción posterior de una Constitución, la celebración de los comicios libres antes de 2006, y la retirada paulatina de las tropas de ocupación.
Pero el líder chiíta insiste en que las elecciones precedan a la formación de un Ejecutivo interino y que tengan como base la llamada ’’lista de racionamiento’’.

Esta lista fue concebida por el régimen del derrocado presidente Sadam Husein, en colaboración con la ONU, y contiene la relación de los ciudadanos iraquíes incluidos en el programa humanitario de Naciones Unidas Petróleo por Alimentos.

El programa, firmado en 1996, autorizaba a Irak, entonces bajo embargo internacional, a vender cantidades restringidas de su crudo para la compra de medicinas, alimentos y otros productos de primera necesidad.

El líder del Movimiento de Reconciliación Nacional y uno de los políticos más influyentes del Consejo de Gobierno provisional, Ayad Allawi, ha contestado a Al-Sistani que duda que su visión electoral pueda hacerse realidad en seis meses.

Pero el clérigo cuenta con el apoyo del joven líder radical chiíta Murtada Sader, quien tiene gran influencia entre es estrato más empobrecido de la sociedad, sobre todo en el depauperado barrio bagdadí de Sadr City.

Además, su rechazó del plan es compartido por los clérigos suníes y los partidos políticos nacionalistas, quienes critican que el plan ha sido ideado por la Administración Provisional de ocupación, que dirige el estadounidense Paul Bremer, sin tener en cuenta la opinión de los iraquíes.

Cinco partidos políticos nacionalistas y democráticos han emitido un comunicado conjunto en el que denuncian que el proyecto ha sido redactado ’’sin consultar a las fuerzas políticas, sociales y religiosas de Irak.

’’El acuerdo no incluye ningún artículo en el que se exprese la herencia islámica de la mayoría del pueblo iraquí y el hecho de que Irak pertenezca al mundo árabe’’, explica el documento.

Desde los púlpitos de las mezquitas, los líderes religiosos suníes refrendaron el rechazo al proyecto de Washington y denuncian que su único fin es ’’perpetuar la ocupación anglo-estadounidense’’ de Irak.

Incluso el revivido Partido Comunista, representado en el Consejo de Gobierno provisional a través de su secretario general, Hamid Mayid Mousa, se ha sumado a las críticas con un comunicado en el que subraya que ’’el plan no obliga a la retirada de las tropas norteamericanas’’.

El proyecto fue alumbrado por la Autoridad Provisional de ocupación junto a un grupo de cinco de los 25 miembros del Consejo de Gobierno interino, lo que ha sido criticado por algunos de los que quedaron fuera.
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