TIFLIS.- El ex Presidente de Georgia, Eduard Shevardnadze, acusó hoy al financiero estadounidense George Soros de ayudar a orquestar la revuelta nacionalista que hace una semana le obligó a dimitir de la Jefatura de Estado.
Según Shevardnadze, el multimillonario norteamericano financió la organización de "Kmara" ("Basta"), las "fuerzas de choque" ultranacionalistas, formadas por chicos muy jóvenes, quienes formaron la punta de lanza de esa revuelta popular.
Soros es presidente de la organización no gubernamental Open Society Institute (OSI), que trabaja en medio centenar de países con proyectos orientados a impulsar la apertura al exterior y al libre mercado de sociedades subyugadas por regímenes dictatoriales.
En una entrevista con cinco medios de información extranjeros, entre ellos EFE, Shevardnadze también negó que la insurrección del pasado fin de semana fuera una "revolución de terciopelo" o una "revolución de las rosas", como pretenden presentarla sus líderes.
"Cuando irrumpieron en el Parlamento, (los opositores) no sólo llevaban consigo flores, también armas. Fue un intento de golpe de Estado. De hecho, fue un golpe de Estado, al frente del cual estaba Mijail Saakashvili", aseguró Shevardnadze.
Saakashvili, líder del Movimiento Nacional de Georgia, fue el cabecilla de las multitudinarias manifestaciones que durante dos semanas rechazaron en las calles de Tiflis los resultados de las elecciones parlamentarias del 2 de noviembre, calificados como un fraude dentro y fuera del país.
El pasado 22 de noviembre, cientos de opositores liderados por Saakashvili asaltaron el Parlamento, de donde Shevardnadze tuvo que huir protegido por sus guardaespaldas; un día después, el todavía Presidente de Georgia se veía obligado a dimitir.
Saakashvili es el candidato de la oposición ahora en el poder provisional en Georgia en las próximas elecciones presidenciales, convocadas para el 4 de enero.
Shevardnadze recordó una anécdota de los difíciles momentos que vivió en el Parlamento ocupado por los nacionalistas con Saakashvili al frente.
"Yo siempre tengo a mi lado un vaso de té. Y ese día también lo tenía en el Parlamento. Hice caso a mis guardias personales, que me sacaron de la sala. Después vi por televisión cómo Saakashvili se subía a la tribuna, miraba a izquierda y derecha, y se bebía mi té", afirmó el ex Presidente.
"Puede ser que, desde ese momento, se sienta mejor", ironizó Shevardnadze.
El ex Presidente subrayó la importancia de los esfuerzos de Rusia, que envió a su ministro de Asuntos Exteriores, Igor Ivanov, a Georgia en los momentos más álgidos de la crisis.
"Igor Ivanov tenía una tarea: que nosotros y la oposición halláramos un lenguaje común. Su misión no era conseguir mi renuncia. Hubiera sido absurdo", afirmó.
Shevardnadze explicó que en esos momentos de tensión habló por teléfono con el Presidente ruso, Vladímir Putin, quien le preguntó en qué podía ayudarle.
"Putin propuso que, en caso de que todo terminara bien, celebrar un reunión en Sochi (Mar Negro ruso) de los cuatro presidentes (regionales) de Rusia, Georgia, Armenia y Azerbaiyán", dijo.
Según Shevardnadze, el Presidente ruso confiaba en que la mediación de Ivanov podría haber ayudado a salvar la crisis.
No obstante, tuvo palabras críticas para el Kremlin, por su apoyo a las repúblicas separatistas georgianas de Abjasia y Osetia del Sur, y a la autonomía de Adzharia, "sin consultar al gobierno de Georgia".
"No se trata así a un estado soberano", dijo Shevardnadze, quien dijo que él mismo podría haber recibido con los brazos abiertos al líder separatista chechén Aslán Masjádov y no lo hizo por respeto a Rusia.
"Tengo con él buenas relaciones. Estudió en Tiflis. Sí, ha combatido, pero (Masjádov) no es un bandido ni un terrorista", añadió.