NACIONES UNIDAS.- Irak tuvo, bajo el régimen de Saddam Hussein, la capacidad y los conocimientos necesarios para desarrollar misiles prohibidos, con un alcance superior a 150 kilómetros, pero no se encontraron indicios de que lo hiciera.
Así lo afirman los inspectores de la ONU que estuvieron al frente de las tareas de verificación del desarme de Irak hasta que fueron evacuados en marzo pasado, ante la inminencia de un ataque armado.
Pese a que desde entonces están fuera del país, los miembros de la Comisión de Vigilancia, Verificación e Inspección del desarme de Irak (UNMOVIC) están obligados a presentar un informe al Consejo de Seguridad sobre su trabajo.
En el último informe, los inspectores de UNMOVIC -que estuvieron dirigidos por Hans Blix hasta que se jubiló, en junio pasado- reconoce que los últimos meses los han dedicado a procesar y analizar la información recogida con anterioridad, y que ocupa una base de datos de 975 gigabytes.
Desde la invasión, los únicos equipos que están sobre el terreno son los enviados por Estados Unidos para tratar de localizar las armas de destrucción masiva que, en opinión de Washington, tenía Saddam Hussein, pese a que los inspectores de la ONU no lo pudieron probar en su momento.
Los inspectores de la ONU han informado al Consejo de Seguridad de que no disponen de ningún tipo de información de los logros o fracasos de los investigadores estadounidenses, más allá de lo que éstos han suministrado al Senado y al Congreso.
Desde que se suspendieron las inspecciones, el medio centenar de empleados de la UNMOVIC se ha dedicado a cotejar y evaluar los resultados de la documentación recabada, con el propósito de conocer el desarrollo del potencial de misiles de Irak hasta marzo de 2003.
De hecho, la UNMOVIC dedicó un gran número de sus inspecciones a evaluar el programa del misil Al Samud-II, especialmente porque Irak había declarado que en varios vuelos de pruebas, el misil había excedido los 150 kilómetros de alcance máximo fijado por el Consejo de Seguridad.
Como consecuencia, la UNMOVIC prohibió este misil y posteriormente supervisó su destrucción, según explica en el informe.
Además, se mantuvo alerta para detectar cualquier intento de Irak por utilizar o modificar este misil mediante una configuración que le diera un mayor alcance, bien al aumentar el tamaño del motor o del depósito de combustible, o bien al agrupar dos motores de misiles SA-2 o utilizar un motor auxiliar.
"Los inspectores no encontraron indicio alguno de esas actividades", dice el informe, "pese a que en el pasado, Irak había adquirido los conocimientos necesarios para diseñar este tipo de artículos".
El informe muestra también que Irak pudo desarrollar sistemas avanzados de dirección digital de los misiles, que le "hubiera dado la capacidad de mejorar en gran medida los resultados de sus sistemas de misiles, en particular su precisión y, si así lo deseaba, su alcance mediante el efecto de planeo".
Sin embargo, "en el proceso de inspección no se encontraron pruebas de ningún proyecto para aumentar el alcance de estos medios".
En cualquier caso, muchas de las investigaciones que desarrollaba la UNMOVIC se vieron suspendidas por su salida precipitada del país ante la invasión militar.
Así, en el informe los inspectores reconocen que no tuvieron tiempo para determinar, por ejemplo, si los misiles Al-Fatah cumplían el alcance límite de 150 kilómetros, o conocer el propósito de los lanzamisiles que Irak construyó para los Al-Samud, los Al-Fatah y los Al-Ubour.