CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Juan Pablo II dijo hoy que los sufrimientos de Bosnia-Herzegovina son la consecuencia "de un régimen opresor" (en velada referencia a la etapa comunista) y de una "larga guerra" y volvió a abogar por la reconciliación y el mutuo perdón entre los pueblos balcánicos.
El Pontífice hizo estas manifestaciones en el discurso que dirigió a los miembros del comité que preparó su viaje del pasado 22 de junio a Banja Luka, recibidos hoy en el Vaticano.
"Vuestro país trabaja para superar muchos sufrimientos, debidos a un régimen opresor y una larga guerra. Superará esta difícil situación gracias a la realización de instituciones democráticas a nivel político y administrativo. Más necesario será abrirse al perdón, a la reconciliación y al recíproco respeto de la identidad cultural y religiosa de cada uno", dijo el Obispo de Roma.
El Papa agregó que esas son las vías que conducen a la creación de una sociedad próspera y serena, libre y solidaria.
"Este es el camino que hace posible el tan esperado regreso de los refugiados y de los exiliados en sus países nativos, en una atmósfera de seguridad y total libertad", agregó.
Juan Pablo II viajó el 22 de junio a Banja Luka en una visita de poco más de diez horas de duración, durante la que beatificó al religioso local Ivan Merz.
Nada más llegar a esa localidad, capital de la república serbia de Bosnia, el Papa abogó por la reconciliación entre los pueblos balcánicos, exigió el mutuo perdón y apoyó las aspiraciones bosnias de entrar en la Europa unida, "en un contexto de paz y libertad".
Juan Pablo II comprobó que el Estado bosnio atraviesa una fuerte crisis económica y todavía sufre las secuelas de la guerra de 1991-1995, que incluyó una repugnante limpieza étnica, implicó a los croatas, a los bosnios musulmanes y a los serbios y causó 300.000 muertos y más de dos millones de refugiados.
El Papa subrayó que el futuro del país depende de sus gentes y que no pueden resignarse a la actual situación y añadió que tenían que curar las heridas y realizar una auténtica purificación de la memoria mediante el recíproco perdón y lograr que en el fondo del corazón las raíces del mal dejen paso a las del bien.
En el corazón de los bosnios -precisó el Papa- es donde se tiene que realizar el cambio y entonces sí se podrá renovar el tejido social "e instaurar relaciones humanas abiertas a la cooperación entre las fuerzas vivas del país".