RÍO JANEIRO.- La esposa del alto ejecutivo de la multinacional Shell asesinado el domingo en Río de Janeiro en extrañas circunstancias, y que también fue víctima de los agresores, murió hoy en el hospital en el que estaba internada en estado de coma profundo desde hacía cuatro días, informó la petrolera.
Agentes de la Oficina Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI) llegaron hoy a Río de Janeiro para sumarse a las investigaciones sobre el asesinato. Los agentes fueron pedidos por la Secretaría de Seguridad Pública de Río de Janeiro, que consideró oportuno un trabajo conjunto para aclarar el misterioso crimen.
El director de Gas y Energía de la empresa anglo-holandesa en Brasil, el estadounidense Todd Staheli, murió el domingo como consecuencia de varias heridas en la cara y la cabeza provocadas con un hacha y unas tijeras de podar.
Su esposa, Michelle Staheli, presuntamente atacada con la misma arma cuando ambos dormían en su residencia y que era la única que podría haber ayudado a aclarar el crimen, no resistió a la gravedad de sus heridas.
Shell informó en un comunicado de que la esposa del ejecutivo murió como consecuencia de un paro cardíaco provocada por el edema cerebral y por el traumatismo craneano con el que fue ingresada el domingo en un hospital de Río de Janeiro.
La estadounidense estaba en estado de coma profundo, que ya era considerado irreversible, y su situación se agravó esta madrugada, según la dirección del hospital Copa D’Or.
Su cuerpo fue trasladado al Instituto Médico Legal en donde será sometido a exámenes por parte de los forenses, que esperan hallar por lo menos una pista consistente que ayude a la policía a aclarar el caso.
La policía ha realizado varias inspecciones en la residencia del ejecutivo, en un elegante y muy vigilado condominio en la zona oeste de Río de Janeiro, pero no ha encontrado ninguna pista sobre los autores del crimen o sus motivos.
Los inspectores, que no han encontrado el arma del crimen ni huellas digitales, tampoco hallaron indicios de que la residencia haya sido violentada o de que algún objeto haya sido robado.
Los vigilantes del condominio, que cuenta con circuito de televisión cerrado, afirmaron que la familia estadounidense no recibió ninguna visita y que aparentemente nadie ingresó esa noche al conjunto residencial, que es rodeado por muros.
Los hijos de la pareja, de 3, 5, 10 y 13 años de edad y que dormían en habitaciones vecinas, dijeron no haber escuchado ningún ruido ni discusión durante la noche.
El homicidio sólo fue descubierto en la mañana del domingo cuando el hijo de la pareja de 10 años entró al dormitorio de sus padres porque un despertador no dejaba de sonar. Allí encontró el cuerpo del ejecutivo en la cama, junto a su esposa, que ya estaba inconsciente.
El alto dirigente de Shell, un especialista en gasoductos que fue transferido a Brasil hace apenas tres meses y medio, al parecer fue atacado con una pequeña hacha, según la policía.
Un juez ya autorizó a la policía a interrogar a los dos hijos mayores de la pareja y puede prohibirles que abandonen el país.
Según el secretario de Seguridad Pública de Río de Janeiro, Anthony Garotinho, la policía encontró una carta que la hija mayor escribió para su madre y en la que relata algunos problemas familiares y se queja por los impedimentos para continuar su relación con un novio que dejó en Estados Unidos.