WASHINGTON.- Varias organizaciones de defensa de los derechos humanos, parlamentarios, organizaciones judías estadounidenses y el gobierno de George W. Bush mostraron su inquietud por lo que consideran como un recrudecimiento del antisemitismo en Europa.
Los líderes europeos han sido acusados de falta de determinación para responder a esa situación.
El Presidente estadounidense llamó durante su reciente visita a Londres, en noviembre, a que los europeos "combatan firmemente el antisemitismo que envenena el debate público sobre el futuro del Medio Oriente".
Esos temores, que a menudo aparecen en artículos y columnas en la prensa estadounidense, acapararon una sesión de la comisión de Asuntos Exteriores del Senado.
"En 2003 hemos visto una cantidad creciente de incidentes antisemitas a través de Europa", declaró el senador George Allen (republicano de Virginia), quien abrió una sesión a la que estuvieron invitados miembros de las principales asociaciones judías y de la lucha contra el racismo.
Allen recordó el ataque contra una sinagoga en los suburbios de París, la profanación de tumbas judías en Castle (Alemania), la agresión en Viena contra un rabino y las esvásticas aparecidas sobre el memorial del holocausto en Grecia.
El último incidente de este tipo fue el incendio intencional de una escuela judía en la región parisina el 15 de noviembre.
"Esos ejemplos muestran que el antisemitismo no se confina a un país o a una región, sino que es un problema extendido que lleva a una gran cantidad de judíos en Europa a inquietarse y a temer más ataques", dijo el legislador.
Para el senador demócrata Joseph Biden (Delaware), número dos de la comisión de Asuntos Exteriores del Senado, "parecería que el antisemitismo y el renacimiento de viejos prejuicios están siendo cada vez más utilizados incluso por una parte de las elites políticas y los medios de comunicación europeos para apoyar y amplificar sus críticas a la política israelí hacia los palestinos".
Esas sospechas fueron reforzadas por la negativa de la Unión Europea a publicar un informe que había ordenado sobre el aumento del antisemitismo en Europa.
El representante demócrata por Florida, Robert Wexler dirigió en noviembre una carta a las autoridades europeas instándolas a publicar ese documento, pero no recibió respuesta. Bruselas justificó la negativa a que "los datos sobre los cuales se basó no responden a los criterios de calidad requeridos".
Los autores del informe, parte de cuyo contenido fue divulgado el 2 de diciembre en el sitio del Congreso Judío Europeo, refutan esa explicación y afirman que "las verdaderas razones son políticas": sobre todo la intención de no enfrentarse a la comunidad musulmana.
"Europa teme, al mostrarse firme contra el antisemitismo, irritar a las poblaciones musulmanas pobres que ya viven al margen de la sociedad", opinó ante la comisión legislativa David Harris, presidente de la Comunidad Judía Estadounidense (American Jewish Community).
El 10% de la población francesa es musulmana, mientras que los judíos representan menos del uno por ciento de la población en todos los países europeos.
"Cuando se agregan a eso los intereses europeos -diplomáticos, económicos y petrolíferos- en el norte de Africa y el medio Oriente, tienen aún más razones para vacilar a la hora de enfrentar este problema, por temor a ser tachados de anti-musulmanes", explicó.
"Pero sin vigilancia, ese antisemitismo va a terminar por hacer metástasis en el conjunto del cuerpo democrático europeo", advirtió el líder comunitario judío, quien lanzó un llamado "a las naciones democráticas del mundo a actuar concertadamente" para destruir ese cáncer social.