BUENOS AIRES.- El Presidente argentino, Néstor Kirchner, se unió anoche al "cacerolazo" que protagonizaron un grupo de vecinos en demanda de más seguridad en una localidad de la provincia de La Pampa, en el centro del país, informó hoy el diario "Clarín".
Kirchner llegó ayer a esta provincia, ubicada a 620 kilómetros de Buenos Aires en el centro del país, para asistir a un acto en honor del actual gobernador, Rubén Marín, pero antes decidió mezclarse entre los vecinos que protestaban al "son de cacerolas" contra la ola de inseguridad en el país.
El Mandatario, que viajaba en vehículos todo terreno desde el aeropuerto de Santa Rosa, la capital de La Pampa, vio a unos 200 vecinos que se manifestaban frente a la alcaldía pampeana de General Pico y decidió bajarse, rodeado de custodios y policías, y sumarse a la particular protesta.
Como es su costumbre, Kirchner se zafó del cordón de seguridad que lo protegía y se puso a dialogar con los vecinos que le informaron sobre el aumento de robos y el recrudecimiento de los delitos que vive la población.
El Presidente argentino tomó nota y llegó a darle una tarjeta personal a uno de los vecinos al que le dijo que fuera a verlo.
Ayer, en Buenos Aires, Kirchner apareció en una confitería que en 17 días fue asaltada tres veces en el barrio de Villa Urquiza, donde hace una semana se desató una repentina ola de delitos que el gobierno sospecha que se debe a una venganza de ex policías corruptos contra los comisarios que los investigaron.
El gobernante, acompañado en la confitería por el jefe de Gabinete de ministros, Alberto Fernández, habló con el encargado y con el dueño del local, con los que tomó una "lágrima" (un taza de leche con un chorro de café) y a los que prometió que no va a "permitir que haya corrupción" en la Policía ni en un "ningún organismo público".
