BRASILIA.- El Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, consiguió el jueves un apretado pero rotundo triunfo político cuando el Senado aprobó la reforma al deficitario sistema público de pensiones, una prioridad para su primer año de gobierno.
La reforma, que venía siendo discutida en Brasil desde inicios de la década de 1990, reduce los beneficios de los empleados públicos -históricos votantes de Lula y su izquierdista Partido de los Trabajadores-, al aumentar la edad mínima para su jubilación y establecer una contribución al sistema de pensiones para los empleados ya retirados.
"Es un día importantísimo para el gobierno y para Brasil", dijo Renan Calheiros, senador del centrista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), cuyos votos fueron decisivos para la aprobación del proyecto, que busca ahorrar 47.000 millones de reales (unos 16.000 millones de dólares) en las próximas dos décadas.
El trámite legislativo fue seguido con atención por el mercado financiero, que considera la reforma indispensable para la salud fiscal de Brasil.
El proyecto fue aprobado con el voto favorable de 51 senadores, mientras que 24 votaron en contra.
Por tratarse de una enmienda constitucional, el proyecto debió ser aprobado en dos votaciones en cada cámara legislativa.
Su aprobación en el Senado requería de un mínimo de 49 votos -tres quintos de un cuerpo de 81 miembros-, por lo que el gobierno sólo consiguió dos más que los necesarios.
En la primera votación en el Senado, el mes pasado, 55 senadores habían votado a favor del proyecto.
La cámara alta no realizó cambios en el proyecto que había sido aprobado por los diputados meses atrás, evitando que la propuesta regresara a la cámara baja, pero agrupó en una llamada "enmienda paralela" las modificaciones propuestas al proyecto original.
Esa enmienda deberá ser tratada el próximo año, pero se prevé que no incluya modificaciones sustanciales en la reforma.