HOUSTON.- Los abogados de un condenado a muerte en Texas lograron dejar sin efecto la ejecución aduciendo que uno de los componentes de la inyección letal no cumple una de las disposiciones de la Constitución, informó hoy el Centro de Información sobre la pena de muerte (DPIC), con sede en Washington.
Bobby Hines, es un estadounidense de 31 años, y fue condenado a la pena capital por la muerte de una mujer en 1991. Se trata de la tercera condena a muerte suspendida esta semana en Texas.
Uno de los tres productos utilizados para la inyección mortal, el bromuro de pancuronium, es una droga que paraliza los músculos y puede provocar horrendos sufrimientos en la persona ejecutada sin que el condenado los pueda manifestar.
Según los abogados de Hines, ello va en contra de la octava enmienda de la Constitución de Estados Unidos, que prohíbe las penas crueles y excepcionales.
Billy Vickers, de 58 años, condenado a la pena capital por la muerte de un comerciante, logró suspender su ejecución el martes y Kevin Zimmerman, de 42 años, también condenado a muerte por un asesinato cometido en 1987, logró igual medida el viernes. Tanto Vickers, como Zimmerman y Hines son de raza blanca.
Otros dos condenados a muerte, Richard Duncan e Ivan Murphy, fueron ejecutados en Texas, respectivamente el 3 y 4 de diciembre, por medio de la inyección letal.
La próxima ejecución en Estados Unidos está prevista para el 18 de diciembre en Virginia. En lo que va de 2003, 65 personas fueron ejecutadas por la justicia estadounidense.