BAGDAD.- Nuevos incidentes de violencia mostraron el martes que la captura de Saddam Hussein no implica una solución rápida para los problemas de Irak, pero líderes estadounidenses esperan que les ayude a sumar aliados para sus planes de acelerar el retorno de la soberanía al país árabe.
Las fuerzas estadounidenses mantienen al ex presidente iraquí de 66 años en un lugar secreto, para interrogarlo antes del juicio al que debe ser sometido en los próximos meses. Podría enfrentar la pena de muerte.
Entretanto, enviados estadounidenses e iraquíes buscaban obtener el respaldo de la ONU para planes de formar un gobierno iraquí en junio y persuadir a los europeos a que condonen las deudas del país rico en petróleo.
En Tikrit, pueblo natal de Saddam Hussein, una de las localidades sunitas donde sus partidarios mostraron ira por la captura de su líder el sábado, tres soldados estadounidenses resultaron heridos con una bomba que explotó en una carretera.
El ejército estadounidense dijo que sus tropas mataron a 11 simpatizantes de Hussein que trataron de emboscarlo el lunes en Samarra, al norte de Bagdad, y hubo disturbios pro Hussein en las ciudades de Falluja y la cercana Ramadi.
Testigos dijeron que cientos de residentes que protestaban por el arresto de Saddam Hussein causaron disturbios la noche del lunes y dañaron la oficina del alcalde designado por Estados Unidos en Falluja.
El martes, las fuerzas estadounidenses reportaron haber matado a un iraquí en esa ciudad, cuando éste les lanzó una granada, en el segundo día de disturbios.
La protestas se produjeron en el llamado triángulo sunita -la minoría que gobernó bajo Hussein- en áreas al oeste y norte de la capital Bagdad. Sin embargo, la mayoría iraquí celebró la caída de quien gobernó tres décadas con puño de hierro.
Información de inteligencia proporcionada por Hussein y documentos que le fueron hallados condujeron a la captura de dos prominentes ex funcionarios de su derrocado gobierno buscados por las fuerzas estadounidenses.
Izzat Ibrahim, uno de los lugartenientes más fieles de Hussein y rey de bastos en el juego de cartas diseñado por el ejército estadounidense, es ahora el más buscado.
Nueva ofensiva diplomática de Estados Unidos
Washington y el liderazgo iraquí pro estadounidense esperan sacar provecho de las felicitaciones que llovieron de todas partes del mundo tras la captura de Hussein y buscan convertirlas en un mayor respaldo a la ocupación de Irak.
En una señal de éxito de la nueva ofensiva diplomática de Washington, su enviado especial James Baker y el presidente francés Jacques Chirac acordaron el martes que sus países debían cooperar en los esfuerzos para reconstruir Irak.
La oficina de Chiran informó también indicó que los dos países -cuyas relaciones han estado tensas por la oposición de París a la guerra y la negativa de Washington de permitirle a los franceses el acceso a lucrativos contratos en la r en el Club de París el año próximo, para suavizar la enorme deuda de Irak.
"Están de acuerdo en encontrar la forma de reducir la deuda de Irak en el 2004 en el Club de París, en concordancia con las condiciones apropiadas", dijo la oficina de Chirac.
Juicio justo
Bush dijo que Estados Unidos e Irak organizarían un juicio justo y público para Hussein, pero que serían los iraquíes quienes decidirían si enfrenta la pena de muerte.
"Trabajaremos con los iraquíes para encontrar la forma de que el juicio (a Hussein) resista el escrutinio internacional", dijo Bush, descartando un papel de la ONU en el proceso.
Hussein, capturado después de que alguien dio indicios sobre su paradero, tiene status de prisionero de guerra. El líder del Consejo de Gobierno iraquí, Abdelaziz al-Hakim, dijo que podría ser juzgado por iraquíes en un tribunal especial recién creado.
Pero Dara Nooraldin, un juez iraquí que contribuyó a diseñar las reglas del tribunal, dijo que éste no estaría listo para juzgar a Hussein en meses y permitiría que jueces de otros países participara en en el juicio.
"El gobierno de transición podría estar creado para entonces, y a ese gobierno le quedará el asunto de decidir si la pena de muerte será abolida", dijo.
La hija de Hussein, Raghad, dijo que ella y sus hermanas no creían en un juicio justo en un Irak gobernado por sus enemigos.
"No debería ser juzgado por el Consejo de Gobierno (iraquí) que fue establecido por los ocupantes", dijo Raghad Saddam Hussein a la televisión Al Arabiya, con sede en Dubai, por teléfono desde Jordania, donde vive asilada.
"Queremos un juicio legal y justo, internacional", señaló y añadió que su familia designaría un abogado defensor.
Un funcionario del Vaticano, el cardenal Renato Martino, jefe dl Departamento de Justicia y Paz, dijo que sintió pena y compasión por Hussein y criticó al ejército estadounidense por mostrar al ex presidente siendo tratado "como una vaca".
Un funcionario estadounidense dijo que Washington podría presentar sus propias acusaciones contra Hussein, pero que numerosos asuntos debían ser resueltos antes del juicio, entre éstos cómo lidiar con las demandas de países atacados durante el gobierno de Hussein: Irán, Kuwait e Israel.