BRASILIA.- La senadora Ingrid Betancourt, secuestrada hace 21 meses por las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), sólo será puesta en libertad dentro de un intercambio de presos, dijo el martes su marido al solicitar la mediación del gobierno de Brasil.
Juan Carlos Lecomte, integrante del Partido Verde Oxígeno, del cual su esposa es directora, vino a la capital brasileña para asistir a la creación de un comité de solidaridad por la libertad de la dirigente cautiva. El comité es el primero en América latina y el vigésimo octavo en el mundo.
"El Presidente Álvaro Uribe puede seguir con su guerra, pero que haga un acuerdo humanitario", dijo Lecomte durante el acto de creación del comité de solidaridad en el edificio del Congreso brasileño.
El activista fue recibido hoy por el presidente del Senado, José Sarney, y por el presidente de la Cámara de Diputados, Joao Paulo Cunha, además de líderes de otros partidos, a quienes relató el drama de su esposa y de la familia.
El marido de la ex candidata presidencial colombiana dijo que espera reunirse el miércoles con el presidente Luiz Inacio Lula da Silva para pedirle su mediación y su participación en la campaña para la libertad de su esposa.
"Deseo pedirle que sirva de ambientador para facilitar la liberación de Ingrid", dijo al tiempo de señalar que la campaña internacional tiene como propósito la puesta en libertad de aproximadamente 2.000 personas que se encuentran cautivas en Colombia.
El secretario de relaciones internacionales del Partido Verde de Brasil, Marco Antonio Mirow, dijo que el presidente de Brasil "tiene condiciones políticas excepcionales" para alcanzar ese objetivo por los canales de diálogo que tiene tanto con el gobierno de Colombia como con el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, y el gobierno de Francia.
El gobierno francés intervino en el caso porque Betancourt es también francesa y en julio pasado envió un avión militar con la supuesta misión de participar en el rescate de la senadora colombiana.
El episodio, nunca explicado de forma convincente, llevó a la frontera entre Colombia y Brasil, en plena selva amazónica, a la hermana de Ingrid, Astrid, y al marido de esta, Pierre Henri Guignard, alto funcionario de la cancillería francesa.
Después de cuatro días, la tripulación del avión francés fue invitada a dejar el territorio brasileño, mientras se especulaba sobre la posibilidad (siempre negada por el gobierno francés) que el canje de Betancourt se daría a cambio de armamento.