CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Juan Pablo II insistió hoy en que hay que educar para la paz y expresó su preocupación porque "todavía se acumulan en el horizonte" riesgos y amenazas para la serena convivencia entre las personas.
El Pontífice hizo estas manifestaciones en su tradicional audiencia a la Curia Romana con motivo de la Navidad, a la que recibió en la Sala Clementina del Palacio Apostólico y ante la que volvió a subrayar que ’’la paz es posible’’.
"Educar para la paz es una obligación mucho más que urgente en esta época, que ve como se acumulan en el horizonte riesgos y amenazas para la serena convivencia de la humanidad", afirmó el Papa, que, a pesar de su delicado estado de salud y sus dificultades para hablar, leyó todo el discurso.
El Obispo de Roma, que presentaba aspecto algo cansado, sólo se detuvo en algunos momentos para descansar y proseguir la lectura de su largo discurso.
Durante este año Juan Pablo II se batió con todas sus fuerzas para evitar la guerra contra Irak, que considera una derrota para la humanidad. Ya en la Navidad pasada, durante su encuentro con la Curia -como el de hoy- advirtió del "horizonte surcado de sangre" que amenazaba al mundo y por los conflictos que podían estallar "de forma virulenta".
Hoy recordó que este año se celebró el 40 aniversario de la encíclica de Juan XXIII ’Pacen in Terris’, "que nos ha hecho revivir el optimismo de aquel gran Papa en momentos no menos difíciles que los actuales", cuando la crisis de los misiles de Cuba de 1963.
"La paz es posible también hoy y si es posible es un deber. He querido repetirlo en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz del 1 de enero de 2004. Que el Niño Jesús traiga al mundo el don precioso de la paz", dijo el Papa.
En su mensaje del 1 de enero, hecho público el pasado día 16, Juan Pablo II hace un fuerte llamamiento en defensa del derecho internacional, reitera que la ONU es la única que puede autorizar el uso de la fuerza y afirma que para luchar contra el terrorismo hay que acabar con las situaciones de injusticia que a menudo lo originan.
El papa Wojtyla también señaló hoy que Europa vive una fase "crucial" de su historia, en la que se prepara una constitución y "alarga sus confines a otros pueblos y naciones".
"Es importante que Europa, enriquecida durante siglos por el tesoro de la fe cristiana, confirme estos orígenes y reavive estas raíces. La contribución más importante que los cristianos pueden dar a la construcción de la nueva Europa es sobre todo la de su fidelidad a Cristo y al Evangelio", afirmó el Papa, que reiteró que no reconocerlo es un error histórico y una "gran injusticia".
Europa, prosiguió hoy el Papa, necesita sobre todo santos y testimonios cristianos. En este sentido recordó las ceremonias de beatificaciones y canonizaciones celebradas durante este año, y resaltó la de Madre Teresa de Calcuta, elevada a la gloria de los altares el 19 de octubre.
El Obispo de Roma agradeció a la Curia el apoyo prestado en sus 25 años de Pontificado, resaltó la "dedicación y la inteligencia" con la que han prestado servicio y dijo que se han convertido en su "familia".
Subrayó que el fin que les une es anunciar el Evangelio de Cristo para la salvación del mundo, reiteró que si es necesario están dispuesto a dar hasta la última gota de su sangre y les animó a no defraudar nunca a Cristo.
Añadió que su amor por Cristo le llevó a viajar este año a España, Croacia, Bosnia-Herzegovina y Eslovaquia y a intensificar los contactos ecuménicos con las iglesias ortodoxas y anglicanas.
Esta audiencia, junto con la iluminación del abeto colocado en la plaza de San Pedro el pasado día 17, da inicio a los ritos de la Navidad en el Vaticano.
Juan Pablo II oficiará la noche del día 24 la larga Misa del Gallo y el 25, como ya es habitual, no oficiará la Misa de Navidad (la de la Nochebuena dura varias horas), pero si pronunciará el tradicional Mensaje de Navidad e impartirá la bendición "Urbi et Orbi".