JERUSALÉN.- El Ejército israelí anunció hoy martes que levantará las restricciones de movimiento a los palestinos cristianos, turistas y periodistas que deseen visitar durante las fiestas navideñas las ciudades de Belén y Jericó.
La medida regirá entre el 24 de diciembre y el 19 de enero, según un comunicado difundido hoy por el Ejército israelí.
Durante ese periodo, añade el texto, se permitirá a los cristianos residentes en Cisjordania viajar a la ciudad de Jericó, donde se halla un emplazamiento baptista.
Asimismo, "se permitirá a los turistas y a los ciudadanos israelíes viajar a la ciudad cisjordana de Belén, para asistir a las ceremonias religiosas y la preparación de la Navidad".
También se consentirá a los cristianos que deseen viajar de Cisjordania a Belén que lo hagan en transporte público y se emitirán permisos de entrada en Israel a palestinos de Cisjordania de ese territorio que deseen visitar a sus familiares y acudir a las ceremonias religiosas en Israel.
El Ejército israelí permitirá a los cristianos palestinos que deseen viajar de Cisjordania a la franja de Gaza y que lo hagan en transportes públicos.
En Gaza las autoridades israelíes accederán a que los palestinos visiten a sus familias en Israel.
El patriarca latino en Tierra Santa, monseñor Michel Sabah, peregrinará mañana a Belén, situada a unos ocho kilómetros al sur de Jerusalén, y oficiará la Misa de Nochebuena en la iglesia franciscana de Santa Catalina.
La misa, que se transmitirá por televisión a todo el mundo, se celebra todos los años en esa iglesia, construida junto a la Basílica de la Natividad, erigida sobre el pesebre donde según la tradición cristiana nació Jesús.
El 6 y 7 de enero se celebrará la Navidad Ortodoxa y el patriarca greco-ortodoxo se desplazará a Belén, mientras que los días 18 y 19 de enero se festejará la Navidad Armenia con la presencia del patriarca de esa orden.
Belén, con 30.000 habitantes es la única ciudad palestina de Cisjordania que actualmente no se halla bajo la ocupación directa de las tropas israelíes, que cedieron el mantenimiento de la seguridad a la policía palestina.
Con todo, "las condiciones no han mejorado nada, la vida no se ha normalizado y sus habitantes viven de la generosidad", dijo ayer, lunes, monseñor Sabah en alusión a la falta de ingresos económicos de las familias en la localidad.