SAO PAULO.- El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, lloró hoy en público al recordar ante pobres que subsisten de la recogida informal de basura su compromiso de luchar contra el hambre y el desempleo.
El mandatario, que hoy visitó la sede un proyecto social de la alcaldía paulista dirigido a esos "recicladores" de cartón, prometió a decenas de humildes trabajadores que se esforzará para que tengan "una vida digna", y no pudo contener las lágrimas al recordar las expectativas que su Gobierno ha despertado entre los más necesitados.
"Después de mi elección vi un reportaje en el que aparecía una persona comiendo un pedazo de sandía que encontró en la basura y decía 'tal vez este sea el último pedazo de sandía que voy comer de la basura porque Lula fue elegido presidente y va ayudar a resolver ese problema'", dijo visiblemente emocionado.
Para acabar con el hambre que padecen millones de brasileños, Lula lanzó antes de asumir la presidencia, el pasado 1 de enero, el programa "Hambre Cero", pero el plan no ha tenido el alcance prometido por el Gobierno.
Tras secar las lágrimas y tomar un segundo aire, el presidente manifestó que en 2004 trabajará para involucrar a la sociedad brasileña en un proyecto de generación de empleos y reducir el paro que afecta al 12,2 por ciento de la población económicamente activa del país.
"No basta con el crecimiento económico", dijo Lula y lamentó que, "con los avances tecnológicos, muchas empresas logran aumentar su productividad y rentabilidad sin generar más puestos de trabajo, y algunas inclusive recortan empleos".
Los recicladores de basura aprovecharon la visita del presidente para plantearle varias reivindicaciones, entre ellas el reconocimiento de su actividad como un oficio que aporta al crecimiento económico del país.