BAM, Irán.- Los equipos de rescate dijeron el lunes que esta jornada era probablemente la última esperanza de encontrar más supervivientes del devastador terremoto en Irán, mientras las autoridades advirtieron que el número de muertos podría alcanzar los 30.000.
También alertaron de la amenaza que suponían las enfermedades y urgieron a enterrar los muertos con la mayor prontitud.
Por su parte, el líder supremo de Irán, Ayatollah Ali Khamenei, recorrió el lunes la ciudad y prometió que la reconstruirán.
"Compartimos su dolor. Vamos a reconstruir Bam con más fuerza que antes", dijo en una plaza de la ciudad, donde el olor a muerto llenaba la antigua la Ruta de la Seda de Bam.
En tanto, la comunidad internacional se unía para enviar ayuda y miembros de la aviación de Estados Unidos trabajaron durante la noche junto con soldados de la República Islámica de Irán.
Mientras la búsqueda de personas llegaba al cuarto día, los equipos de rescate dijeron que no habían encontrado más supervivientes y que sólo habían hallado los restos mutilados de personas muertas.
"Creo que la cifra (de muertos) alcanzará los 30.000" indicó un miembro del gobierno en la provincia de Kerman, donde el terremoto se sintió antes del amanecer del viernes cuando la mayoría de los residentes de la zona estaban durmiendo y que destruyó cerca del 70 por ciento de los edificios de Bam.
Alerta por enfermedades
El ministro del Interior, Abdolvahed Mousavi-Lari, señaló que se habían recuperado unos 20.000 cuerpos sin vida, pero que la cifra de muertos sería probablemente muy superior.
Tras alertar de que las enfermedades suponían ahora una amenaza, dijo: "hemos dado instrucciones para que se lleve a cabo una limpieza de forma inmediata. Si no recuperamos la higiene en la ciudad tendremos problemas más graves".
Unas 30.000 personas resultaron heridas en el terremoto, que alcanzó 6,3 grados en la escala Richter.
Trabajadores de ayuda humanitaria estimaron que más de 100.000 personas podrían haber perdido sus hogares en la zona de Bam, situada unos 1.000 kilómetros al sudeste de la capital, Teherán.
La ayuda llegó desde todo el mundo para ayudar a hacer frente a un desastre que el presidente Mohammad Jatami dijo que su país no podía afrontar en solitario.