BEVERLY HILLS. Los recuerdos de toda una vida han pasado a ocupar 10 grandes anaqueles de una biblioteca. Entre ellos, cartas, telegramas, álbumes, libretos cinematográficos, cientos de fotografías y otros recuerdos, todos meticulosamente coleccionados por Katharine Hepburn durante los 65 años de su memorable carrera.
Enormes cantidades de objetos han llegado en días recientes a la Biblioteca Margaret Herrick de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas —un obsequio del patrimonio de la actriz ganadora de cuatro premios Oscar, quien falleciera a los 96 años. Y aún venían más en camino de las residencias que Hepburn tenía en Nueva York y en Connecticut.
En los meses por venir, los curadores revisarán minuciosamente y clasificarán los documentos antes de ponerlos a disposición de investigadores el próximo año.
Pero a Hollywood siempre le ha complacido dar anticipos, por lo que esta tarde en particular, The Associated Press tuvo la oportunidad de presenciar un adelanto sobre la vida y las etapas de la recordada actriz.
"Parecería que lo guardaba todo", comentó la directora de la biblioteca. "Consideramos que se trata de un tesoro extraordinario".
Durante sus años en Hollywood, los periodistas que la entrevistaron no tardaron en descubrir que las preguntas sobre la vida personal de Hepburn provocaban una mirada reprobadora. Por eso causó sorpresa cuando indicó en su testamento que todos sus documentos fuesen puestos a disposición del público después de su muerte.
Estos incluían correspondencia con amigos cercanos como Cary Grant, Tennessee Williams, Laurence Olivier, John Wayne, Henry Fonda y por supuesto con Spencer Tracy, al igual que otros intercambios con directores tales como George Cukor, John Huston y David Lean.
"Conversé con ella muchas, muchas veces", relató Cynthia McCormick, una amiga de la actriz durante 30 años y coadministradora de su patrimonio.
"¿Si había algo que deseaba que se destruyera o deseaba destruir? Su respuesta era no", dijo McCormick.
"Consideraba que todo lo que guardaba era la verdad de sus experiencias, y que estaba bien que después que muriera, la gente pudiera conocer toda la verdad. Nada se ha modificado".
La biblioteca de la academia también alberga las colecciones de Gregory Peck, Cary Grant, Mae West y otros, pero ninguna se compara en la cantidad ni en contenido con la de Hepburn.
