ROMA.- La Santa Sede mantiene hoy todos los actos litúrgicos propios del Viernes Santo y tanto la jerarquía católica como los fieles tienen presente la figura de Juan Pablo II, ausente físicamente de todas las ceremonias.
La traqueotomía a la que fue sometido el 24 de febrero pasado mantiene al Papa, de casi 85 años, recluido en sus aposentos vaticanos, desde donde sigue a través de la televisión todos los actos de estas fechas tan señaladas para los cristianos.
Hoy el Pontífice no bajó a la basílica de San Pedro para confesar a algunos fieles, una práctica que él mismo instituyó en la Semana Santa de 1980 y que no había dejado de llevar a cabo hasta esta ocasión.
Tampoco estará en la conmemoración de la Pasión de Cristo, esta tarde, ni por la noche en el tradicional Vía Crucis que atraviesa varias calles del centro de Roma hasta llegar al Coliseo.
Se trata de una ceremonia muy apreciada por el Papa, que en varias ocasiones ha llevado personalmente la cruz en la última estación, aunque hoy la seguirá por televisión, como hizo con los ritos en San Pedro que tuvieron lugar ayer jueves.
No obstante, el Vaticano considera la posibilidad de que el Papa salude y bendiga a través de vídeo-conferencia a los fieles que acudan a ese rito que recuerda las últimas horas en la vida de Jesucristo.
Aunque no se le ha visto, su figura ha estado presente en los actos litúrgicos celebrados hasta ahora y por medio de mensajes se ha dirigido a los católicos.
Así hizo en la jornada del jueves en sendas misas celebradas en San Pedro, a cuyos asistentes hizo saber que seguía las ceremonias por televisión y que se sentía ’’espiritualmente’’ presente en el templo.
’’Con la mente y el corazón estoy a vuestro lado’’, decía en el texto enviado a la misa de la tarde en San Pedro, oficiada por el cardenal colombiano Alfonso López Trujillo, quien también se encargó de hacer el tradicional lavado de pies que en años anteriores había hecho Juan Pablo II.
La tarea de escribir las meditaciones que acompañan a las estaciones del Via Crucis la ha confiado Wojtyla a su fiel Josef Ratzinger, el cardenal que dirige la Congregación para la Doctrina de la Fe, mientras que la cruz en la última parte la llevará su vicario en la diócesis de Roma, el purpurado Camillo Ruini.
El cardenal Ratzinger ha aprovechado un programa de televisión de la estatal RAI, que se emite hoy, para despejar dudas y asegurar que el anciano Papa está lúcido y en condiciones de dirigir los destinos de la Iglesia a pesar de su enfermedad.
Con la incógnita de si aparecerá por vídeo-conferencia ante los fieles que acudan hoy al Via Crucis, la única comparecencia pública del Pontífice confirmada por la Santa Sede es la bendición ’’urbi et orbi’’, a mediodía del domingo próximo en la Plaza de San Pedro.
Será un momento para comprobar su estado de salud, debilitado ya de por sí por los casi 85 años que tiene y la enfermedad de Parkinson que le afecta.
El pasado miércoles se asomó brevemente ante la ventana de su despacho en el Palacio Apostólico para bendecir a los fieles y entonces se le vio con gesto de sufrimiento y emoción.
